jueves, 13 de noviembre de 2014

Renace la educación

Lant Pritchett es un reconocido profesor de la Escuela de Gobierno de Harvard y experto en sistemas educativos del mundo. Se encuentra estos días en el Perú, gracias a una ejemplar cooperación entre el sector público, academia y empresariado. Realizará presentaciones en la Universidad del Pacífico, reuniones con el Ministerio de Educación, y disertará sobre retos educativos en la CADE de Paracas.

No podía ser más oportuna su visita, por la gran prioridad del tema educativo en nuestra agenda de desarrollo. Pritchett publicó hace poco el estupendo libro “The Rebirth of Education: Schooling Ain´t Learning”. Este subtítulo resume bien su tesis central: a pesar de los grandes avances en escolaridad alrededor del mundo (llegándose prácticamente a cumplir las metas del milenio para el 2015), resulta frustrante comprobar que no necesariamente se han conseguido mayores aprendizajes en los niños.

El autor ofrece argumentos novedosos de teoría organizacional para explicar esta paradoja del desarrollo. Indica que la mayoría de sistemas educativos en el mundo se han convertido en estructuras gubernamentales tipo “araña” (spider systems), altamente burocratizadas, donde todas las decisiones y acciones son procesadas por los poderes centrales (el cerebro de la araña en el centro de su tela). Este tipo de estructura pudo haber sido eficaz en la logística de expandir cuantitativamente el sistema escolar, pero en sus condiciones actuales no serviría para crear los ecosistemas educativos conducentes a aprendizajes en el aula.

Se necesitarían más bien estructuras tipo “estrellas de mar” (starfish systems) con gran autonomía y diversidad de modelos de gestión a nivel de cada escuela. Se trata de sistemas abiertos y promotores de innovación constante y disruptiva, que dejan autonomía para la operación local, que se concentran en establecer estándares comunes y evaluar aprendizajes finales, que facilitan las redes de maestros horizontales, soporte técnico y capacitación, y cuyos esquemas de financiamiento se guían por la matrícula y desempeños reales más que por la inercia y discrecionalidad.

Pritchett ofrece tres ejemplos internacionales de este tipo de estructura eficaz. El sistema universitario anglosajón, completamente descentralizado y basado en la competencia por fondos de investigación y alumnado, produce muchísimas más universidades de talla mundial que sus contrapartes europeas continentales, altamente centralizadas y reguladas. Los programas de bachillerato internacional impulsan el éxito educativo en distintos tipos de escuelas, privadas y públicas, con una estructura abierta y flexible alrededor del mundo. Por último, Brasil ha mostrado mejoras en sus niveles de aprendizaje en parte porque el gobierno federal financia a los estados de acuerdo a metas y resultados concretos.


Pritchett no sugiere una receta única para reformar todo un sistema educativo que necesita mejorar aprendizajes a gritos. Más bien propone que cada una de estas dimensiones deseables del sistema se evalúen en contextos específicos. Por ello, su mirada externa y fresca al caso peruano concreto será bienvenida y, aunque su humildad intelectual es apreciada y valorada, estamos seguros que con su amplia experiencia internacional sobre lo que funciona y no en educación ayudará mucho a identificar oportunidades de reforma urgente en la gestión educativa en el país. 

Publicado en El Comercio el 13 de noviembre del 2014.