miércoles, 3 de abril de 2013

¿Un mercado laboral caliente para todos?


En la jerga económica, un mercado laboral “caliente” es aquel con altos índices de contratación, bajas tasas de desempleo e incrementos en remuneraciones por encima de la inflación. Muy pocos mercados de trabajo en el mundo podrían calificar como calientes hoy. El mercado americano empieza a registrar aumentos de temperatura, pues su desempleo cae lentamente desde un máximo de 10% en la crisis reciente a 7.7% este febrero, pero aún está lejos del sobrecalentamiento (el mínimo de 4.4% del 2007). Mientras tanto, zonas enteras de Europa parecen tan gélidas como el Polo Norte con un récord de 5 millones de españoles en paro que representan 25% de su fuerza laboral.

Por el contrario, el mercado laboral peruano tiene algunos signos de calentamiento global. El desempleo en Lima ha disminuido 40% en los últimos siete años, de 10.8% a 6.4%. Los ingresos promedio mensuales aumentaron de 789 a 1,349 soles en el mismo período, un incremento nominal de 71% y real de 37%. Las estadísticas indican que todos los grupos poblacionales han mejorado, aunque a diferentes velocidades.

Históricamente el desempleo ha sido mayor para mujeres que hombres, no obstante, este exceso se ha incrementado de un tercio a dos tercios recientemente (mientras que el desempleo masculino está en 4.9%, el femenino asciende a 8.3%) denotando problemas de menor empleabilidad en las mujeres.

Los jóvenes suelen tener mayor desempleo que los adultos, sin embargo, esta penalidad ha pasado de dos a uno a tres a uno. Ahora la tasa de desempleo juvenil está en 13.9% comparada con sólo 4.4% de tasa de desempleo adulta. El Ministerio de Trabajo debe identificar qué dificultades de empleabilidad afectan a importantes segmentos de jóvenes, a los que no llegan los frutos del vigoroso mercado laboral actual.  

En cuanto a los ingresos, hay diferencias notorias de acuerdo al nivel educativo de la mano de obra. Mientras que trabajadores con primaria y secundaria experimentan incrementos reales en sus ingresos de 48% y 40% respectivamente, los profesionales con educación superior técnica y universitaria consiguen más modestas ganancias de 33% y 16% cada uno. Sorprende que esto ocurra en medio de la vociferada escasez de personal calificado.

Hay una aparente esquizofrenia de resultados: falta y sobra al mismo tiempo mano de obra calificada en el país. Escasea talento peruano preparado de alta calidad y pertinencia (por lo que, en muchos casos, hay que contratar extranjeros) pero también abunda mano de obra nacional supuestamente “calificada”, con título y todo, pero de muy baja calidad y pertinencia. Este último grupo termina pesando más en las cifras agregadas, por lo que encontramos ingresos universitarios que crecen menos que las remuneraciones de técnicos y todavía menos que las de personal de baja calificación.

En síntesis, el mercado laboral peruano ha estado tan caliente como el verano mismo, aunque con algunos sinsabores para grupos específicos. Las cifras reflejan un vertiginoso crecimiento del empleo, mas no para todos: mientras más sofisticado el puesto de trabajo, mayores las demandas por una formación técnica y profesional de alta calidad. En otras palabras, el “cartón” universitario o técnico por sí mismo no asegura para nada un buen empleo, si no está respaldado por una formación de calidad y pertinencia para la exigente economía actual.

Publicado en El Comercio el 3 de Abril de 2013