sábado, 16 de diciembre de 2017

El poder de las estadísticas bien contadas

Una lamentable pérdida este 2017 fue el fallecimiento de Hans Rosling, el mejor divulgador de estadísticas del desarrollo de las últimas décadas. Rosling era sueco de nacimiento, estadístico y médico de profesión. De joven tuvo un gran interés por contribuir directamente al desarrollo, vocación que lo llevó a trabajar como médico público en Mozambique.
Luego se consolidó como investigador pionero del konzo, enfermedad paralizante consecuencia de la hambruna y yuca mal procesada, lo que le valió un doctorado en Uppsala y una cátedra en temas de salud global en Karolinska Institutet. Pero lo que más le apasionó en su vida fue la compilación y divulgación de datos y estadísticas sobre el desarrollo del mundo, con sus impresionantes avances y retos pendientes.
Ironías de la vida, Rosling partió a los 68 años, en plena etapa productiva, y a quince años de distancia de la esperanza de vida promedio en Suecia (una de sus variables favoritas de ilustración). Precisamente, su video más reconocido “200 países, 200 años, 4 minutos” describe en un solo gráfico todo el desarrollo experimentado en tiempos modernos. En el eje vertical se ubica la esperanza de vida al nacer, y en el horizontal el ingreso per cápita. Cada burbuja dentro del gráfico representa la situación de un país medida por estas dos variables en un año preciso. El video ha sido visto por más de ocho millones y muchos profesores lo utilizamos como material de clases.
Al principio de la serie (hace dos siglos), todos los países se concentraban en la parte inferior izquierda del gráfico: tenían baja esperanza de vida (menos de 40 años) y bajos ingresos. Durante el siglo XIX los países europeos empezaron a moverse hacia la derecha y arriba, ganando posiciones en ambos indicadores. El resto del mundo se quedó atrás, creándose una gran dispersión de resultados.
Sin embargo, durante el siglo XX todas las demás regiones también comenzaron a moverse hacia la derecha y arriba, generándose una gradual pero clara tendencia a converger hacia vidas más largas e ingresos más altos. En la foto más reciente, la mayoría de países están en el medio de este proceso, aunque con ritmos de convergencia que dependerán de la puesta en marcha de reformas económicas e institucionales continuas y persistentes en el tiempo (lección muy pertinente para un país como el Perú que aspira ingresar a la OCDE en pocos años).
Un segundo video notable de Rosling, titulado “Las mejores estadísticas que hayas visto”, empieza comparando los conocimientos y prejuicios sobre el desarrollo de sus compatriotas suecos y la verdadera data. La lección del video es que el mundo ha estado progresando mucho más rápido de lo que los supuestos ilustrados del planeta creen. Su última intervención histórica se llama “El mito de la sobrepoblación” y es el más completo testimonio de su magia didáctica, pues durante casi una hora entreteje el poder conjunto de las estadísticas y la animación con historias sobre el desarrollo de familias en Bangladesh y Mozambique.
Felizmente, Ola Rosling, hijo de Hans, continúa la obra de divulgación de datos para el desarrollo a través del fabuloso portal “Gapminder”. Rosling no se definía como un optimista sino como un posibilista, y vaya que su legado es un buen soplo de frescura y realidad factual como para ser más optimistas sobre el futuro del mundo.

sábado, 18 de noviembre de 2017

De la región San Martín su desarrollo

Desde el 2002, el Banco Central de Reserva (BCR) ha tenido la acertada iniciativa de organizar Encuentros Económicos Regionales para conocer de cerca las realidades de cada región y sus oportunidades de desarrollo. Hasta la fecha han sumado 27 los encuentros realizados en 16 diferentes regiones del país.

El mes pasado se llevó a cabo un segundo cónclave en la pujante ciudad de Tarapoto, corazón económico de la región San Martín, que reunió a autoridades nacionales, regionales y locales, empresarios y miembros de la sociedad civil de esta parte del oriente peruano. Todos los paneles partieron de un informe muy completo de la gerencia de Estudios Económicos, disponible en el portal del BCR.

El valor agregado de San Martín ha venido creciendo en términos reales a un elevado ritmo promedio anual de 6,2% en los últimos diez años, por encima del promedio nacional de 5%. Ha influido en este resultado el incremento de superficie agrícola en 60% en las últimas dos décadas. Este crecimiento se ha orientado principalmente al cultivo del cacao y café, lo que convierte a San Martín en líder nacional en producción y exportación de estos productos. Otros desarrollos importantes han ocurrido en el arroz, la palma aceitera y la acuicultura, especialmente de tilapia.

He tenido la suerte de visitar Tarapoto en cada una de las décadas desde los ochenta y he podido comprobar su creciente desarrollo. Felizmente, han quedado atrás aquellos años complicados a fines del siglo pasado en los que la región era más que nada conocida por la amplia presencia de cultivos de coca y la economía del narcotráfico.

La mejora reciente en la infraestructura vial ha permitido que actualmente tome solo dos horas trasladarse de Tarapoto a Moyobamba y tres horas a Yurimaguas. IIRSA Norte ha facilitado la conectividad directa con otras cinco regiones de la costa, sierra y selva. El tráfico total de unidades por este vía ha subido de 1,1 millones en el 2006 a 5,7 millones en el 2016.

En la parte educativa, ha habido ampliación de cobertura en todos los niveles. Se han registrado avances en aprendizajes en primaria, aunque insuficientes (poco más de un tercio de los estudiantes alcanzan el nivel satisfactorio en segundo grado), pero los logros en secundaria son muy escasos y falta un mayor esfuerzo por vincularla con el mercado laboral (con más variantes técnicas).

La buena noticia es que hay experiencias educativas de éxito en San Martín que pueden replicarse y ampliarse. Por ejemplo, los colegios administrados por la Fundación Comunión Promoción Desarrollo y Liberación (Coprodeli) han logrado que prácticamente todos sus alumnos lleguen al nivel satisfactorio en comprensión lectora en segundo grado.

Al final del encuentro quedó meridianamente claro que el potencial de desarrollo productivo, social y humano de la región San Martín sigue siendo enorme. Hay muchas ganancias de productividad y superficie agrícola aún por realizar en los productos emblemáticos actuales y nuevos cultivos. Asimismo, hay otros sectores menos explotados todavía como el forestal-maderero y turístico con un amplísimo espacio para desarrollarse.

PD: Confío en que cuando usted, amable lector, haya leído esta columna todavía esté jubiloso de la clasificación al Mundial conseguida por ese gran equipo de muchachos que tenemos en la selección peruana de fútbol.


viernes, 17 de noviembre de 2017

Una radiografía del Perú al día

No cabe duda de que un buen censo actualizado de población y vivienda es la madre de todas las estadísticas de cualquier país. Queremos saber cuántos somos exactamente, cómo estamos distribuidos territorialmente, cuáles son nuestras condiciones básicas de vivienda y servicios, qué cambios estructurales y migraciones internas han ocurrido en los últimos diez años, entre otras importantes interrogantes.

Todas las grandes civilizaciones han recurrido a los censos como piedra angular para el ejercicio informado de políticas públicas económicas y sociales.

Así, se tienen registros históricos de censos detallados realizados por los egipcios, griegos, romanos e incas, entre otras grandes culturas. De hecho, en la tradición judeo-cristiana es muy famoso el pasaje bíblico del nacimiento de Jesús en plena época de censo.

Uno podría preguntarse si no bastaría contar con las buenas encuestas de hogares que ejecuta el INEI y los datos administrativos de diversas dependencias públicas para ahorrarnos la necesidad de realizar un censo cada década.

Sin embargo, es recién a partir de la información detallada de un censo actualizado que se pueden establecer con rigurosidad estadística los marcos muestrales que se utilizan para la mayor parte de encuestas, tanto públicas como privadas.

El censo es el único medio que puede tomar la radiografía precisa simultánea de todos los residentes de un país en una fecha dada. El INEI ha estado realizando los trabajos preparatorios para este censo 2017 desde hace por lo menos dos años.

El avance de las tecnologías de información y georreferencia ha permitido mejorar mucho los procesos de diseño censal, logística y procesamiento de la información, pero ese acto cívico de recibir al empadronador con entusiasmo el próximo domingo 22 de octubre es insustituible.

Cabe destacar aquí el papel fundamental que cumplirán los cerca de 600.000 empadronadores voluntarios (además de los millares de jefes de zonas y secciones) para el éxito de esta jornada. Una experiencia valiosa que luego podrá resaltarse en el currículo de cualquier joven estudiante.

En cuanto a los datos reveladores del nuevo censo, al parecer la población total en el Perú estaría más cerca de los 30 que de los 32 millones, porque la reducción de la tasa de natalidad habría sido más pronunciada que la estimada a partir del censo del 2007, y el movimiento social (migración internacional) también estaría influyendo en el total poblacional.

¡La buena noticia estadística sería que, de manera instantánea, tendremos un nivel mayor de PBI per cápita!

La cédula censal es muy rica en dimensiones del bienestar por comprobar el próximo domingo, como los materiales de las viviendas, acceso real a agua y saneamiento, energía disponible, equipamiento del hogar, niveles educativos de la población, características del empleo y la fuerza laboral, entre otros aspectos relevantes.

Asimismo, habrá una pregunta sobre autoidentificación étnica que nos permitirá cuantificar, por primera vez en la era contemporánea, la diversidad multirracial en nuestro país que, como todos sabemos, es uno de nuestros grandes activos.

Pasemos un domingo reunidos con toda la familia y recibamos cálidamente a los empadronadores censales este 22 de octubre.

PD: ¡Gracias a la blanquirroja por demostrarnos que, con mucho trabajo, disciplina, humildad y patriotismo, podemos ser grandes en la economía, las estadísticas y el deporte rey!

Agroexportaciones en rankings mundiales

Entre las noticias positivas recientes provenientes del terreno económico (la demanda interna está creciendo nuevamente, la inversión pública aumenta y la privada da señales de recuperación), del ámbito social (los índices de criminalidad comienzan a reducirse, aunque la sensación de inseguridad todavía es elevada) y, singularmente, desde el mundo deportivo (tenemos una selección de fútbol competitiva que está luchando, merecidamente, por un cupo a Rusia 2018), una nota que causó mi atención fue la expectante ubicación de muchas de las nuevas agroexportaciones peruanas en los ránkings mundiales, de acuerdo con cifras recopiladas por el BCR.

Cuando residía en EE.UU. a principios de este siglo, ¡qué difícil era encontrar una buena palta peruana para el desayuno o la ensalada! Hoy en día somos el segundo exportador de paltas en el mundo y tenemos acceso a los principales mercados de destino. También era imposible imaginar que la quinua peruana fuera parte del menú de restaurantes gourmet en las principales capitales del mundo. En la actualidad, somos el primer exportador mundial de quinua, y también de castañas (nueces del Brasil) y espárragos frescos. El salto en berries (arándanos) ha sido espectacular, pasando del puesto 39 al tercero en los últimos cinco años, ubicación en la que también se encuentran los mangos frescos. Y cómo no mencionar los casos del cacao en grano y uvas frescas, que ocupan el cuarto y quinto lugar en sus respectivos ránkings mundiales de exportación.

En un reciente artículo en “Lampadia”, Carlos Amat y León, profesor emérito de la Universidad del Pacífico y ministro de Agricultura en dos ocasiones, sostiene que estos números reflejan un cambio estructural en el agro peruano, como consecuencia de décadas de estabilidad y reformas en el sector. Por ejemplo, las 30 mil hectáreas que utilizamos para la exportación de uvas y arándanos generaron US$883 millones en el 2016. Esta cifra es comparable con los US$885 millones que pagamos ese mismo año por importaciones de soya. He ahí la transformación: Amat estima que se utilizaría un millón de hectáreas para producir toda nuestra soya importada; es decir, conseguimos la seguridad alimentaria de nuestra población cultivando 30 mil hectáreas de uva y arándanos, y ahorrándonos el uso de un millón de hectáreas.

En síntesis, Amat explica que para la exportación de 10 principales nuevos productos agrícolas utilizamos un total de 180 mil hectáreas, y generamos US$2.600 millones de valor. Con este monto, importamos los alimentos e insumos cruciales para nuestra economía que el resto del mundo produce utilizando ¡2 millones 600 mil hectáreas!

Sabemos, además, que este auge agroexportador ha generado cientos de miles de empleos formales, logrando situaciones de virtual pleno empleo en varias regiones de la costa peruana. Estuve hace poco en La Libertad comprobando esta transformación que, si bien es cierto ha sido afectada transitoriamente por los embates de El Niño costero, debe continuar y consolidarse, asegurando y ampliando la infraestructura de irrigaciones, carreteras, puertos e innovaciones. Esto con el fin de seguir incrementando la cantidad, variedad y el valor agregado de todos estos productos de exportación que son un motivo más de orgullo nacional.

PD: Esperamos que, superada la crisis política de esta semana, se dé paso a un largo período de mayor estabilidad política y avance en reformas estructurales. El Perú lo reclama y se lo merece.


sábado, 19 de agosto de 2017

Investigación y competitividad al pie del Misti

Me tocó regresar a Arequipa en vísperas de la celebración de su fundación española, ocurrida el 15 de agosto de 1540. Hacía una década que no visitaba la Ciudad Blanca y lo que percibí recorriéndola, en días de sol esplendoroso y magníficas noches despejadas, fue un importante crecimiento económico y comercial. Los indicadores macrorregionales así lo señalan: según estimaciones del PBI departamental del INEI, la economía arequipeña se expandió 75% en términos reales y 60% en niveles per cápita entre el 2007 y el 2016, registrándose una aceleración en el último trienio, gracias a la ampliación de la actividad minera.

Este relativo auge económico se tradujo en mejoras significativas en varios indicadores sociales. Así, la incidencia de la pobreza monetaria en Arequipa en el período citado disminuyó de 25% a 11%, mientras que la población con necesidades básicas insatisfechas, en las dimensiones de educación, agua y vivienda, se redujo de 23% a 11%.

Encontré algunos signos visibles del progreso acumulado en la ciudad, cuya área metropolitana supera el millón de habitantes: los desgastados y ultrapequeños taxis Tico han sido reemplazados casi en su totalidad por unidades más modernas, cómodas y seguras. Las quejas por el tráfico se han incrementado, pero este resulta moderado comparado con los atoros permanentes en Lima y, en realidad, refleja el dinamismo de la región.

Hay media docena de modernos malls que se disputan la preferencia de los clientes. La oferta gastronómica se ha sofisticado, tanto como la limeña, y complementa muy bien con el menú de atractivos turísticos. De hecho, me crucé con muchos turistas europeos y estadounidenses visitando el monumental Centro Histórico, incluido como Patrimonio Cultural de la Humanidad en el 2000. Desde el año pasado, la sucursal del BCR de Arequipa ha implementado un valioso museo en la hermosa Casa Goyeneche, a una cuadra de la Plaza de Armas, que puede visitarse gratis.

No hubo esta vez más tiempo para el turismo: la visita estuvo centrada en una serie de entrevistas a autoridades e investigadores de la Universidad Nacional San Agustín y en conversaciones con empresarios de la región, iniciativa auspiciada por el Ministerio de Educación. La finalidad era comprender al detalle las restricciones institucionales y operacionales que impedirían un vínculo más estrecho entre la agenda de investigación académica y las necesidades de desarrollo regional. Se trata de una de las brechas a la que hemos aludido anteriormente en esta columna, y que a veces se acentúa a nivel regional. No obstante, el trabajo conjunto de la nueva administración de la emblemática universidad arequipeña, el Concytec, los investigadores y los empresarios tiene toda la voluntad de ir acortándola.

Este acercamiento universidad-empresa se está haciendo realidad para la minería y esperamos que se extienda a otros sectores arequipeños importantes como la agroexportación, el turismo y la creciente actividad del software. Afortunadamente, existen recursos del canon reservados para la investigación y que, luego de varios años de letargo, empiezan a moverse para impulsar la innovación y competitividad de la región.

sábado, 15 de julio de 2017

Momento decisivo para la educación superior

Así se titula un reciente reporte del Banco Mundial sobre América Latina. Es un momento decisivo porque la demanda por educación superior se ha multiplicado en las últimas décadas. La proporción de jóvenes entre 17 y 22 años que asisten a universidades e institutos creció de 17% en 1991 a 40% en el 2010. Esta ha sido la expansión comparativa mundial más grande de estas últimas décadas.

En el caso peruano, ya estamos en una matrícula bruta cercana al 50%, según la Unesco. Esta mayor demanda no ha sido solo de parte de los hijos de una élite tradicional, sino que se trata de la primera generación de diversas familias de clases populares y emergentes que aspiran acceder a la educación superior como vehículo de movilidad social.

Hemos tenido un gran avance cuantitativo, pero los problemas de heterogeneidad de calidad, pertinencia y empleabilidad son más evidentes. Ello tiene que ver con la forma en que la oferta respondió a esta mayor demanda. Las universidades públicas de prestigio se estancaron en población estudiantil y estándares de calidad académica debido a la crisis económica del Estado y la politización excesiva de los claustros. Una buena parte de las universidades privadas de calidad se expandieron, pero no a las tasas requeridas para absorber la mayor demanda potencial.

En este sentido, la nueva legislación para abrir universidades e institutos decretada en los noventa puede explicarse como una respuesta ante esta demanda inédita. Sin embargo, esta no fue acompañada por una regulación necesaria para monitorear eficazmente la calidad y pertinencia de la oferta. En el CIUP evidenciamos que los estándares de calidad promedio de la nueva oferta fueron menores a los previamente vigentes y este deterioro explicaría los mayores niveles de subempleo profesional actual. También es cierto que los estándares académicos de los nuevos jóvenes ingresantes fueron inferiores.

En estos últimos tres años se está implementando progresivamente un nuevo modelo de regulación universitaria y de institutos, para que todo el sector llegue a equilibrios de acceso y calidad razonables que contribuyan a brindar mejores oportunidades a las familias e impulsen el desarrollo. Los procesos de licenciamiento y acreditación, y la difusión de información de empleabilidad de egresados con Ponte en Carrera son imprescindibles.

En el Consejo Nacional de Educación estamos formulando una propuesta de política integral de desarrollo de la educación superior de largo plazo. Esta servirá para que nos terminemos de enrumbar, con mayores niveles de acceso y mucha mayor calidad, al desarrollo de capital humano de alto nivel que alimente lo que será el nuevo Proyecto Educativo Nacional al 2036.

P.D.: En la columna anterior revisamos lo poco invertido en ciencia, tecnología e innovación. Hoy nos esperanza la designación de Fabiola León-Velarde, brillante científica y gestora universitaria, como presidenta de Concytec.

domingo, 18 de junio de 2017

Diez mil horas de práctica

Una sociedad que invierte en capital humano y brinda el desarrollo pleno de las potencialidades humanas de todos sus habitantes cosechará grandes profesionales, artistas y científicos.

En estas últimas semanas coincidieron los 50 años de publicación de dos obras maestras de las artes universales, convertidas en clásicos modernos por la crítica especializada y varias generaciones de público en todo el mundo: “Cien años de soledad” de Gabriel García Márquez y “St Pepper’s Lonely Hearts Club Band” de The Beatles.

Aparentemente, estos genios surgen muy de vez en cuando, cargados de mucho talento y creatividad innata. Sin embargo, Malcolm Gladwell, en su ‘best seller’ “Outliers” (Fueras de Serie) del 2008, nos propuso un factor común indispensable para llegar a esa condición: haber tenido y aprovechado la oportunidad de practicar alrededor de 10.000 horas hasta realmente alcanzar la maestría en la disciplina como para desarrollar obras maestras.

Evidentemente, el número exacto de horas resulta referencial, pero los ejemplos de Gladwell son convincentes. Tomemos el caso de The Beatles. Conocemos su éxito mundial a partir de 1964, pero en realidad Lennon y McCartney empezaron a tocar juntos desde 1957, cuando, por entonces, nadie pagaba por escucharlos en su natal Liverpool. Felizmente, en 1960 consiguieron un contacto para viajar y tocar en Hamburgo, todas las noches hasta ocho horas seguidas (y mal pagadas), en cinco ocasiones durante varios años, lo que resultó vital para completar sus 10.000 horas de práctica.

Con este entrenamiento frenético, los Beatles lograron la perfección para convertirse en esa máquina creadora y la banda musical más importante del siglo XX. Otros ejemplos emblemáticos que utiliza “Outliers” con estimados similares de tiempos de training son los de Bill Gates, Bill Joy y hasta Mozart. García Márquez no forma parte de “Outliers”, pero argumentos similares aplicarían para él. Gabo ha confesado que desde los 17 años no había hecho otra cosa que levantarse todos los días temprano y sentarse ante un teclado para llenar una página en blanco.

¿Cómo podemos relacionar estos ejemplos con la economía del desarrollo de un país? Las teorías modernas de crecimiento indican que para completar un proceso de desarrollo económico se necesita tanto una acelerada acumulación de factores (el sacrificio del trabajo duro, el ahorro e inversión en mayor capital físico y humano) llamado efecto “transpiración”, como un aumento de la productividad de los factores (que es generado por buenas políticas, la innovación y el progreso tecnológico) llamado efecto “inspiración”. Los Beatles y García Márquez son ejemplos geniales de la necesaria combinación de transpiración e inspiración para lograr el desarrollo a nivel personal y de todo un país.

Una sociedad que invierte en capital humano de alta calidad y brinda el ecosistema propicio para el desarrollo pleno de las potencialidades humanas de todos sus habitantes cosechará como consecuencia grandes profesionales, artistas y científicos, varios genios entre ellos, lo que alimentará su proceso de desarrollo económico sostenidamente.

En particular, necesita inversiones acumulativas importantes en investigación, ciencia, tecnología e innovación –efecto “transpiración”- para que buena parte del efecto “inspiración” pueda suceder. En este sentido, no es una buena noticia el dato del último Censo Nacional de Investigación: el Perú solo invierte 0,11% del PBI en investigación y desarrollo (la séptima parte que el promedio comparativo latinoamericano y la vigésima parte que el de los países OCDE). Claramente, se trata de una asignatura pendiente por resolver de manera urgente si queremos llegar al desarrollo.

sábado, 20 de mayo de 2017

Magnífica Chicago

Una reciente visita a Chicago me permitió descubrir una hermosa ciudad de casi 10 millones de habitantes, que tiene bien ganada la fama de competir con Nueva York como la capital de la arquitectura moderna y los rascacielos en EE.UU. Gracias a su privilegiada ubicación, a orillas del lago Michigan y en conexión con los ríos del este, centro y sur del país, fue uno de los centros de la expansión estadounidense del siglo XIX.

Tuve la suerte de hospedarme cerca de la Magnificent Mile, lo que me permitió recorrer y observar en todo su esplendor la famosa arquitectura de Chicago. Además del apelativo de ‘Windy City’ (por los vientos producidos por el lago), tiene otro sobrenombre curioso: ‘Second City’. Popularmente se cree que esto es por estar detrás de Nueva York como la segunda ciudad en importancia de EE.UU. Sin embargo, la verdadera razón es que es una segunda urbe totalmente reconstruida, luego de un incendio masivo en 1871 que arrasara con gran parte de la vieja ciudad de madera.

Disfrutando de un tour arquitectónico a lo largo del río Chicago, que describía la construcción de los principales rascacielos, me vino a la mente la reconstrucción que debemos emprender para nuestras ciudades costeras del norte con bases más sólidas y que estará a cargo de un excelente egresado de la Universidad de Chicago como es Pablo de la Flor.

Chicago refleja muy bien el ciclo económico reciente. Con la crisis financiera del 2009, la tasa de desempleo se disparó hasta 12%. Hoy, la recuperación ha sido completa, pues registra un desempleo de 4,2%, dos décimas por debajo del promedio nacional, la tasa más baja de los últimos diez años. Encontré mucha actividad económica boyante en las áreas financieras, comerciales y turísticas de la ciudad.

Ciertamente, en mis largas caminatas, también me crucé con ‘homeless’. Los habitantes de Chicago con educación superior parecieran estar bien conectados con la economía moderna, pero muchos trabajadores de la “vieja” economía de la manufactura, con empleos de baja calificación, estarían viviendo situaciones difíciles de empleabilidad.

Agradezco la invitación de la Universidad de Chicago para discutir las políticas públicas en la región, en el marco del foro Latin American Matters, de la Escuela Harris de Políticas Públicas. Una buena parte del panel se centró en el descalabro de Venezuela, en contraste con una mejor situación y perspectivas en países de la Alianza del Pacífico como Colombia, México y el Perú. Estando allá, respiré el ambiente de una de las escuelas de economía y negocios más importantes del mundo, donde aún dicta un Nobel con mucha vigencia, como James Heckman, y se recuerda con gran aprecio a Milton Friedman y Gary Becker.

Antes del viaje, Chicago básicamente representaba para mí los Bulls de Michael Jordan, el grupo musical del mismo nombre, y su famosa escuela de economía. Ahora, significa mucho más y la incluyo entre mis ciudades favoritas en EE.UU.

Publicado en El Comercio el 20 de mayo de 2017

lunes, 24 de abril de 2017

Contribuciones de Grade y un Niño terrible

Grade ha servido de semillero para profesionales que luego han ocupado importantes cargos a nivel nacional e internacional.

Hace unos meses el Grupo de Análisis para el Desarrollo (Grade) cumplió 35 años de vida. En esta edad cronológica, encontramos a Grade con una gran madurez institucional y un grueso volumen de producción de conocimiento e ideas que lo consolida como uno de los mejores ‘think tanks’ del país y la región. Grade tiene un enfoque multidisciplinario y cuenta con economistas, antropólogos, historiadores, sociólogos, pedagogos, psicólogos, entre otros profesionales.

Como su nombre lo indica, Grade nació para realizar análisis para el desarrollo. Sus investigaciones se caracterizan por un alto rigor académico y estándares internacionales, siempre con la mira de conocer mejor la realidad peruana e identificar propuestas de políticas y programas basados en evidencia. Por esta misma razón, Grade también ha servido de semillero para muchos profesionales que luego han ocupado importantes cargos públicos a nivel nacional e internacional.

Como parte de este onomástico, Grade nos entrega un libro con once balances de investigación. Vale la pena leerlo. Javier Escobal señala que uno de los mensajes recurrentes del libro es la necesidad de entender “cómo contextos heterogéneos pueden generar impactos diferenciados de una misma política… [y que] al mismo tiempo, para enfrentar el problema se requieren estrategias intersectoriales articuladas”.

En educación, se revisa el impacto del contexto, la composición escolar y el nivel socioeconómico en el rendimiento de los estudiantes, se analizan las grandes brechas de equidad todavía existentes, y se discuten avances en la atención y educación de la primera infancia, además de los retos de la carrera docente en el Perú. En programas sociales, se hace un balance del impacto de una década de Juntos, así como de otros programas alimentarios y nutricionales, y hay reflexiones sobre la magnitud y consecuencias de la violencia infantil. En medio ambiente y recursos naturales, se examinan los cambios institucionales y comunales a partir del auge de la minería, y lo mismo se hace con las adaptaciones en ecosistemas de montaña al cambio climático. Finalmente, se evalúan los aportes de la economía del comportamiento a diversos aspectos en los que nos gustaría impactar para acelerar nuestro desarrollo.

Quisiera finalizar esta columna solidarizándome con todos los peruanos afectados por este terrible e inesperado episodio de El Niño costero. Lo más positivo de la experiencia han sido los múltiples gestos de apoyo a las víctimas de parte de miles de ciudadanos, organizaciones y empresas, y la actuación destacada del Gobierno y las Fuerzas Armadas en la atención de la emergencia de manera simultánea en muchos puntos del país.

Lo más negativo del evento fue la comprobación de que la magnitud del desastre pudo haberse reducido significativamente de haberse evitado el uso y el abuso de los traficantes de terrenos.

Nos jugamos en esta reconstrucción la tarea de reorganizar adecuadamente el uso del territorio y planificar el crecimiento sostenible de las ciudades, con áreas efectivamente intangibles y sistemas de construcción y drenajes adecuados para que el próximo Niño, terremoto o tsunami nos agarre mejor preparados.

Publicado en El Comercio el 16 de abril de 2017

viernes, 24 de marzo de 2017

¿Qué deben tener en cuenta los jóvenes al elegir una carrera?

Los estudiantes deben considerar sus pasiones y habilidades, así como la demanda de la carrera, sugiere Yamada.

¿Es mejor seguir una carrera universitaria o una técnica? ¿Qué carrera puede ofrecerme un mejor retorno a futuro? ¿Quiénes son los profesionales más demandados en el mercado? Son dudas que surgen cuando un jóven planea lo qué hará terminando el colegio; y no saber qué camino seguir puede llevarlos, a menudo, en la dirección errónea.

En ese sentido, los economistas Pablo Lavado, Gustavo Yamada y Nelson Oviedo elaboraron un estudio con datos de Ponte En Carrera, para percibir el uso de la información de los salarios de los egresados y los institutos.

El Comercio conversó con Yamada, economista y director del centro de investigación de la Universidad del Pacífico (UP), para resolver algunas de estas incógnitas.

¿PROFESIONALES TÉCNICOS O UNIVERSITARIOS?

De acuerdo al especialista, un punto que los jóvenes deben considerar es que existen especialidades técnicas estudiadas en ciertas instituciones donde un egresado puede ganar más que los profesionales universitarios de ciertas carreras. "Es muy importante tener en cuenta esta información", precisó Yamada.

Es por ello que a la hora de escoger una carrera, él recomienda seguir el método PHD: pasión, habilidades y la demanda. "Es bueno tener pasión por lo que uno quiere hacer los próximos 50 años en la vida y es bueno tener algunas habilidades básicas al menos coadyuvantes de esa pasión, pero la D de demanda es crucial", resaltó Yamada.

CARRERAS EN DETALLE

A partir de lo encontrado en el estudio, Yamada precisó que en el caso de la carrera de Educación los resultados no fueron alentadores. "Se está mejorando últimamente con los aumentos que se dan en el caso de los maestros, pero los datos de Ponte En Carrera todavía comprueban que están a la zaga en remuneraciones", mencionó.

Añadió que un punto interesante que en lo que respecta a Educación, los datos muestran es que las bajas remuneraciones no solo (ocurren) en los egresados de las universidades públicas, sino también para quienes estudian en universidades privadas.

Por otro lado, destacó que los empresarios ponen mayor énfasis a calificar mejor a la mano de obra técnica. Según Yamada, las "especialidades relacionadas a la arquitectura y a la construcción pueden ganar mucho más que muchas otras carreras universitarias. Por ejemplo, la parte de geología y minería puede generar muchísimo más retorno que las carreras de humanidades en el país".

Indicó también que hay carreras que se consideran como "un bien necesario", por lo cual su demanda se mantiene en el mercado.

"Las carreras transversales como la economía y la administración tienen una demanda asegurada porque todos los sectores lo necesitan. En ese sentido, el consejo para los jóvenes es que no se sobreespecialicen; quizá después con una maestría puedan terminar enfocándose un poco más, pero ahora el sector productivo necesita competencias transversales", resaltó.

¿UNIVERSIDAD MÁS CARA = MEJOR SALARIO?

Se dice que las universidades más caras del país, al tener mayor prestigio, son la mejor opción para quienes pueden acceder a ellas. Sin embargo, el estudio de los economistas rompen este mito con un análisis más profundo sobre lo que este aspecto significa.

Yamada precisó que se llegaron a cuatro cuadrantes para separar los pros y contras de las universidades costosas y de su verdadero valor:

► Alto costo, alta rentabilidad: si bien la inversión e este sector tiene alto retorno a futuro, no es un cuadrante al que puedan acceder todos con facilidad. "Para eso sirven programas como Beca 18 y Crédito 18, que le ofrecen a jóvenes talentosos acceder a este segmento", dijo el economista.

► Bajo costo, baja rentabilidad: este es el cuadrante que se debe desalentar, pues a pesar de que la inversión es baja y accesible, el retorno a posteriori no es adecuado para un profesional.

Alto costo, baja rentabilidad: este, precisó, es el peor de los escenarios. "Ojalá Ponte en Carrera y los esquemas de licenciamiento de las universidades que se están llevando a cabo vayan eliminando rápidamente este segmento", sugirió Yamada.

Alto costo, baja rentabilidad: un sector deseable donde se tienen buenas universidades públicas de bajo costo, aunque se da un costo de oportunidad y otros gastos asociados como la preparación para acceder a ellas.

"Ahí el problema es la tasa de ingreso: uno de cada 10 de los que postulan a esa universidad logran ingresar, lo cual te da también unos estándares de coeficiente intelectual bien alto como para hacerlo y lo que no se incorpora en los cálculos es que generalmente te tienes que preparar uno dos o hasta tres años en academias para ingresar, y eso es un costo adicional que no está contabilizado", resaltó el economista.

Indicó también que hay mucha tradición de buenas universidades públicas en provincias, como la San Agustín de Arequipa; la Altiplano de Puno, y la Universidad de las Amazonías.
  

Publicado en El Comercio el 24 de marzo de 2017

sábado, 18 de marzo de 2017

La educación de calidad paga bien

Un reciente estudio del Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico (UP), denominado "Premio a la calidad universitaria en el mercado laboral peruano", elaborado por Gustavo Yamada y Nelson Oviedo, revela que el salario base se incrementa entre 16% y 49% si el profesional egresó de una institución de calidad. En el estudio se utilizaron datos del Censo Nacional Universitario (CENAUN 1996 -2010), la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO 2014) e información registrada en el portal del estatal Ponte en Carrera (PeC). Esta página recoge información sobre la relación existente entre las instituciones educativas, profesiones y el impacto de éstas en el salario promedio. "Para poder elegir una buena carrera yo les sugiero a los jóvenes que sigan una acrónimo que he determinado PHD (pasión, habilidades y demanda)", afirma Yamada. Pasión porque al joven le debe gustar lo que hará en los próximos 50 años; habilidades, porque debe tener actitudes importantes para poder ser exitoso y demanda, porque debe considerar si hay no trabajo, o si se paga bien o mal.

SOY TÉCNICO
Se cree que las carreras universitarias son más rentables que una profesión técnica en términos de ingreso. No obstante, para el profesor Yamada, muchos empresarios no están de acuerdo con esa premisa. Según el investigador, existen carreras técnicas cuya rentabilidad supera a las universitarias, pero además son de menor duración, bajo costo y rápida empleabilidad. Según el estudio de la UP, el 72% de jóvenes que estudian carreras técnicas tienen oportunidades de conseguir un empleo formal. Yamada recomienda que, luego de consolidarse en una empresa, estos profesionales no dejen de complementar su carrera con otros estudios. Si un joven elije una rama con poca demanda deberá balancear su gusto por la profesión frente a los bajos ingresos. Nunca se debe tomar una decisión tan importante a la ligera.

Publicado en Aptitus de El Comercio el día 18 de marzo de 2017

martes, 14 de marzo de 2017

La carrera contra los robots

Casi todas las semanas encontramos en la prensa especializada artículos bastante pesimistas sobre el futuro del empleo en el mundo. La mayoría de ellos predicen que, al ritmo que está avanzando la robótica e inteligencia artificial, casi todos los trabajadores manuales e intelectuales nos veríamos eventualmente reemplazados por máquinas y dispositivos más eficientes que los humanos (más productivos y con menos márgenes de error) y, en consecuencia,  muchos de nuestros empleos actuales se perderán para siempre.

Así, un estudio del Foro Económico Mundial asegura que para el 2020 las máquinas desplazarán a más de 5 millones de personas de sus empleos. Otro reporte de McKinsey postula que los avances tecnológicos actuales amenazan con automatizar por completo más del 40 por ciento de las actividades remuneradas actuales en un futuro no muy lejano.

Y en los últimos días se ha viralizado un video que muestra la construcción de una casa completa de concreto de 38 metros cuadrados en Rusia, impresa totalmente con tecnología 3-D. Solo tomó 24 horas, ¡y a un costo imbatible de 10,000 dólares! Felizmente, hacia el final del video se observa mano de obra humana en acción, que todavía tiene a su cargo los acabados, pero todas las estructuras son construidas básicamente por un solo robot.

¿Estamos condenados a la redundancia casi definitiva de la mano de obra humana en el mundo? No necesariamente. Esta cuarta revolución industrial fue antecedida por otras tres grandes revoluciones industriales que, en su momento, también provocaron miedos y visiones apocalípticas de reemplazos de trabajadores por máquinas. El caso histórico más famoso fue el de los artesanos luditas que destruían equipos textiles para impedir su utilización durante la primera revolución industrial en Inglaterra.

No obstante, doscientos años después tenemos una situación de casi pleno empleo en muchos países del mundo y no se verifica que el progreso tecnológico haya provocado un rampante desempleo estructural a nivel mundial. Más bien, los saltos en la productividad que ha generado posibilitaron inmensos aumentos en el bienestar de la población mundial, que ha ido empleándose en nuevas y más variadas actividades de la economía y demandas de la sociedad  (se pasó de la agricultura a la industria y de ésta a los servicios). De hecho, con menor esfuerzo y fatiga física y mental.

El futuro no tendría que ser diferente. Muy probablemente la humanidad encontrará nuevas formas de emplear su tiempo creativa y productivamente, dejando para los dispositivos automáticos todas las otras actividades rutinarias que ya no estaremos necesitados de hacer. Por supuesto que, si bien a nivel macro las cosas pueden encontrar su propio equilibrio dinámico, en el ámbito individual y sectorial habrá posiciones e industrias que sufrirán más de esta ola automatizadora que otras.
¿Qué actitud tomar frente a ella para que no nos agarre desprotegidos? Desde la formación educativa temprana, y durante toda nuestra vida laboral y productiva, debemos seguir aprendiendo y actualizándonos permanentemente, enfocándonos en labores poco reemplazables por los robots, como el pensamiento creativo, multidisciplinario, crítico y siempre disruptivo.

No necesitamos asustarnos tanto por una visión derrotista en esta carrera contra las máquinas. Sin embargo, sí es recomendable una actitud muy proactiva para estar siempre un par de pasos delante de ellas.

Publicado en El Comercio el día 14 de marzo de 2017

miércoles, 15 de febrero de 2017

Facebook y la posverdad

Bien utilizada, Facebook es una herramienta poderosa para seguir aprendiendo y actualizándose cada día. En lo personal, por ejemplo, me nutro de las columnas, videos y audios de TED, The Economist, WEF, Business Insider, NPR y otras fuentes, principalmente a través del Facebook.

Asimismo, entre amigos, colegas, alumnos y egresados compartimos casi inmediatamente artículos y reflexiones valiosas sobre diversos temas académicos y no académicos.  También resulta asombroso cómo podemos ser parte de la experiencia (con cierta sana envidia) de lo que amigos en otras partes del planeta gozan y publican en tiempo real. Y no cabe duda que muchos “memes” son sabios o hilarantes por lo que se vuelven virales en minutos.

Facebook tiene a una cuarta parte de toda la población mundial (y cerca de la mitad de los peruanos) participando activamente de su red (mucho más que Whatsapp, Twitter e Instagram juntos). Los “facebookers” comparten 5 mil millones de piezas de contenido diariamente por lo que toda clase de organizaciones (empresas, partidos, clubes, medios, etc.) están extremadamente interesadas en lograr visibilidad en dicha red social.

El año pasado ha sido muy aleccionador al respecto. Más de la mitad de los electores británicos y estadounidenses se informaron de las campañas electorales y la evolución de sus resultados exclusivamente por Facebook, sin necesidad de recurrir a los tradicionales canales de televisión o los medios impresos.

Pero no todo es color de rosa en estos tiempos de hiperacceso a la información. En particular, me sorprendió que el Diccionario Oxford designara como la palabra del año 2016 a “post-truth (posverdad)”, la cual definió como un “neologismo que denota circunstancias en que los hechos objetivos influyen menos en la formación de la opinión pública, que los llamamientos a la emoción y a la creencia personal”.

En la era posverdad, una noticia o afirmación puede viralizarse en pocos minutos, apelando más rápidamente a la emoción que a verificación de fuentes confiables, e influir en eventos trascendentales (como elecciones y plebiscitos) o en aspectos económicos estructurales (el prestigio bien ganado de una marca de consumo, o la situación financiera de una economía, por ejemplo). Un desmentido posterior, una reflexión mayor, o un análisis más profundo, pueden llegar muy tarde.

Como economista, preocupa que esta proliferación instantánea de buena y mala información pueda contribuir a mayores niveles de volatilidad, tensión, manipulación y polarización política, económica y social, entre otros aspectos adversos. ¿Estamos condenados los hiperconectados a que pasen por nuestros ojos tantas verdades como mentiras simultáneamente?

Facebook ha sido blanco de críticas ante este creciente fenómeno de la posverdad. Se ha defendido argumentando que menos del 1% de los contenidos difundidos por su red social son falsos. Ahora mismo está en una campaña de desarrollo de nuevos procesos de verificación y advertencias en caso se difundan contenidos que no han sido comprobados.

Como toda tecnología disruptiva en la historia, las redes sociales brindan grandes beneficios que hay que explorar al máximo y algunos riesgos que hay que minimizar. Mientras tanto, amable lector, verifique dos veces las fuentes de la próxima noticia exagerada que pase por sus ojos.


Publicado en El Comercio el día 15 de febrero de 2017

lunes, 30 de enero de 2017

Sobre Facebook y la información viral


Mark Zuckerberg es la única persona debajo de 35 años ubicada entre los 10 hombres más ricos del planeta, con una fortuna estimada en 45 mil millones de dólares (Forbes, 2016). Todo esto gracias a la omnipresencia en el mundo actual de Facebook, una red social que tiene solo 13 años de edad, y que permite compartir información gratuita e instantáneamente entre amigos y seguidores a nivel universal. Zuckeberg tiene una personalidad carismática y ejerce una reconocida labor filantrópica para atender muchos problemas que todavía aquejan al mundo. Sin embargo, este artículo se enfoca en su icónica herramienta de socialización de la información.

Facebook tiene más de 1,800 millones de usuarios activos mensuales en el mundo (17 millones de peruanos) y más de 1,200 millones se conectan diariamente a su red (mucho más que Whatsapp, Twitter e Instagram juntos). Estos usuarios comparten 5 mil millones de piezas de contenido diariamente y generan asimismo cerca de 5 mil millones de “likes” en un día, por lo que toda clase de compañías y organizaciones en el mundo están extremadamente interesadas en lograr visibilidad en dicha red social.

Bien utilizado, Facebook es una herramienta poderosa para seguir aprendiendo y actualizándose cada día. A mí, en particular, me llegan las columnas, videos y audios de TED, The Economist, WEF, Business Insider, NPR y otras fuentes, principalmente a través del Facebook. Asimismo, entre amigos, colegas, alumnos y egresados compartimos artículos y reflexiones sobre diversos temas académicos y no académicos. Resulta asombroso como podemos experimentar (con cierta sana envidia) lo que amigos en otras partes del planeta gozan y publican en tiempo real. Y no cabe duda que muchos “memes” son sabios o hilarantes por lo que se vuelven virales en minutos.

El año pasado ha sido muy aleccionador al respecto. Más de la mitad de los electores británicos y estadounidenses se informaron de las campañas electorales y la evolución de sus resultados exclusivamente por Facebook, sin necesidad de recurrir a los tradicionales canales de televisión o los medios impresos.

Pero no todo es color de rosa en estos tiempos de hiper-acceso a la información. El Diccionario Oxford designó como la palabra del año 2016 a “post-truth” (posverdad) un neologismo que denota circunstancias en que los hechos objetivos influyen menos en la formación de la opinión pública, que los llamamientos a la emoción y a la creencia personal”.

En la era posverdad, una noticia o afirmación puede viralizarse en pocos minutos, apelando más rápidamente a la emoción que a verificación de fuentes confiables, e influir en eventos trascendentales (como elecciones y plebiscitos por ejemplo). Un desmentido posterior o una reflexión mayor pueden llegar muy tarde.

El mes pasado, un joven estadounidense confirmó haber ganado decenas de miles de dólares en publicidad, luego de que las noticias que creara sobre votos fraudulentos lograran más de 6 millones de vistas en su página de Facebook.

¿Estamos condenados a vivir con esta explosión de buena y mala información al mismo tiempo? ¿A que pase por nuestros ojos tanto verdades como mentiras simultáneamente? ¿Cómo evitar este aspecto indeseable del asunto?

Facebook ha sido blanco de críticas ante la proliferación de la posverdad. Se ha defendido argumentando que menos de 1% de los contenidos difundidos por su red social probaron ser falsos. Ahora mismo está en una campaña de desarrollo de más procesos de verificación y advertencias cuando se difunden contenidos que no han sido verificados.

Como toda tecnología disruptiva en la historia, las redes sociales brindan grandes beneficios que hay que explorar al máximo y algunos riesgos que hay que minimizar. Mientras tanto, amable lector, verifique dos veces las fuentes de la próxima noticia exagerada que pase por sus ojos.

Publicado en El Comercio el día 30 de enero de 2017

miércoles, 18 de enero de 2017

Entrevista a Gustavo Yamada

Gustavo Yamada es un destacado economista peruano con una larga trayectoria académica. Es Director del Centro de Investigación, y profesor principal del Departamento Académico de Economía de la Universidad del Pacífico. Además, es miembro del Directorio del Banco Central de Reserva del Perú y miembro del Consejo Nacional de Educación del Perú. Ha sido decano de la Facultad de Economía y Finanzas de la Universidad del Pacífico, viceministro de Promoción Social del Ministerio de Trabajo, economista Senior del Banco Interamericano de Desarrollo y economista fiscal en el Fondo Monetario Internacional.

FE: Cuéntanos cuál es tu formación. ¿Dónde estudiaste y sobre qué temas investigaste?

GY: Estudié el pregrado de Economía en la Universidad del Pacífico, en Lima, Perú. En los años 80 de crisis de la deuda, alta inflación y estancamiento económico, los temas macro financieros eran de mucho interés para mi generación, por lo que hice mi tesis de bachillerato sobre el comportamiento de la banca comercial peruana en ese contexto, con la asesoría de Julio Velarde.  Antes del posgrado, tomé el curso de especialización y trabajé en el Banco Central de Reserva y la banca privada, luego, me animé por la consultoría y el periodismo económico. Al ganar la Beca Fulbright, empecé el doctorado en Columbia University, regresando a los cursos puros y duros de Economía.  Ese primer año de doctorado me impresionaron mucho las materias de macroeconomía de Ricardo Caballero y Michael Gavin.

FE: ¿Quiénes te han influenciado en tu carrera y por qué?

GY: Un par de períodos de Summer Intern en el Banco Mundial con George Psacharopoulos me convencieron de la oportunidad vital para especializarme en un área poco explorada entonces en el Perú: la economía laboral.

Entonces tomé los dos cursos clásicos de Economía Laboral, para suerte mía, con uno de los padres de la especialidad, Jacob Mincer, y los cursos de Desarrollo Económico, con otros dos grandes de la profesión: Ronald Findlay y Jagdish Bhagwati. Decidí hacer mi tesis de doctorado sobre la informalidad laboral en países en desarrollo, tratando de contrastar las teorías de Hernando de Soto con las hipótesis estructuralistas de la época. Regresé al Perú ya como Profesor de la Universidad del Pacífico y empecé a desarrollar una agenda de investigaciones sobre economía laboral, que desembocó en un par de libros. Pero el riesgo o la tentación de llevar a la práctica lo que investigas en nuestros países suele ocurrir y terminé entonces de Viceministro de Promoción del Empleo a los 33 años, logrando formar un equipo de lujo con Jaime Saavedra, Miguel Jaramillo, Hugo Ñopo, Juan Chacaltana, entre otros, y entrenando a un buen grupo de jóvenes egresados que han seguido haciendo carrera en el sector público y académico internacional, como Jorge Arrunátegui y José Carlos Galdo, y varios más.

FE: Has tenido una amplia carrera en organismos internacionales y en la función pública. Pero siempre has vuelto a la actividad académica. ¿Qué reflexiones te generan este ir y venir entre esos dos mundos?

GY: Efectivamente, con el doctorado en economía me quedaba ese interés por trabajar unos años en organismos internacionales, cosa que hice en el FMI y en el BID en los ámbitos macro-fiscal y micro sobre pobreza y desigualdad. La carrera de economía, como probablemente muy pocas, te ofrece un abanico de posibilidades laborales inmenso, tanto en términos de la temática desde lo macro financiero nacional e internacional hasta los temas micro y sociales como pobreza, empleo, crimen, salud, entre otros.  Asimismo, en cuanto a la función específica, puedes alternar a lo largo de tu ciclo de vida laboral estancias más académicas analíticas con períodos más orientados a la acción e implementación de políticas. Esta posibilidad es más factible si logras una sólida formación académica y una buena experiencia en la investigación y luego vas a la práctica.

FE: Fuiste economista senior del BID y luego Viceministro de Promoción Social del Ministerio de Trabajo. ¿Cómo creías que el BID ayudaba a los gobiernos cuando trabajabas allí y cómo cambió tu visión una vez que estuviste del otro lado del mostrador?

GY: Además de ser una fuente de financiamiento necesaria para países en dificultades económicas, los organismos internacionales prestan una labor mucho más pertinente de asesoría y discusión de buenas prácticas y opciones de política con nuestros países. Por supuesto que hay que tener claro el rol que uno juega cuando está a uno u otro lado del mostrador, pero cuando hay transparencia, alta calidad técnica, y sobretodo el objetivo común de contribuir con la solución de problemas económicos y sociales del desarrollo, se puede establecer un diálogo pertinente y útil.

FE: Más generalmente, ¿cuál piensas debe ser el rol del Banco Mundial y el BID en el proceso de desarrollo de América Latina?

GY: En tiempos normales de acceso directo a fuentes de financiamiento internacional para nuestros países con grado de inversión, la función principal deber ser la asesoría en buenas prácticas y trabajo analítico comparativo. Por supuesto que en tiempos de crisis internacional aguda las líneas de crédito de los organismos deben seguir siendo parte importante del menú.

FE: Existe un consenso importante sobre la necesidad de que América Latina aumente el crecimiento de su productividad. ¿Estás de acuerdo? ¿Cómo se logra?

GY: Estoy de acuerdo con ese creciente consenso alrededor del incremento de la productividad, como receta indispensable para nuestra región. Casi por definición, se trata de aumentar el producto por habitante o trabajador, lo cual es sinónimo de desarrollo económico al que todos aspiramos.  Para tener ciudadanos y trabajadores más productivos necesitamos mayores y mejores inversiones en capital humano (educación, salud y nutrición de calidad), importación, adaptación y generación de tecnología, y un ambiente de negocios que permita florecer al sector privado en todas las actividades económicas rentables posibles.  

FE: ¿No crees que, dada su importancia, hay poca investigación sobre el tema de productividad?

GY: La dificultad mayor ha sido por la ausencia de buenas bases de datos a nivel de firmas o empresas. En las últimas décadas, y gracias al Banco Mundial y al BID, se ha logrado muchísimo con la gran calidad y comparabilidad de las encuestas de hogares en América Latina. El siguiente paso es avanzar de manera análoga con encuestas y censos económicos a firmas, sobre todo teniendo en cuenta el universo heterogéneo empresarial de nuestra región. Nikita Céspedes, Pablo Lavado y Nelson Ramírez han hecho un buen estado de la cuestión sobre la productividad en el Perú recientemente.

FE: Otro consenso en América Latina es que se debe reducir la desigualdad existente. ¿Cómo se logra?

GY: A diferencia del mundo desarrollado y otras regiones, América Latina en general y el Perú en particular tuvieron avances de reducción de desigualdad en la última década y media, y eso es bienvenido. En el Perú en específico, el crecimiento económico récord, asociado al boom de las materias primas y  mejores políticas, fue ampliamente compartido reduciéndose la pobreza a la mitad y la desigualdad entre el 15% y el 20%, gracias a un auge en el empleo e ingresos rurales y urbanos y políticas sociales apropiadas.  No debemos perder de vista que el concepto fundamental y objetivo de las políticas públicas debe ser una creciente igualdad de oportunidades que implica educación, salud e infraestructura de calidad para todo el país.

FE: ¿Cuál crees vos que son otros grandes desafíos en América Latina?

GY: La precariedad institucional sigue siendo grande. Hay sectores como la justicia y la seguridad interior que se han quedado bien al margen de los avances recientes y que todavía generan interrogantes sobre la sostenibilidad de nuestro desarrollo.

FE: Finalmente, tú estás involucrado de varias formas con la educación en Perú, ¿Cómo has visto la gestión de Jaime Saavedra y su censura parlamentaria?

GY: Empezaré por referirme a algunos aspectos positivos que han permitido que Jaime logre sentar las bases de reformas educativas que difícilmente  puedan revertirse en su totalidad. Regresar al Perú directamente al Ministerio de Educación, luego de una larga estancia en el Banco Mundial, fue una ventaja pues le permitió mayor libertad de acción y una mirada y perspectiva de conjunto que muchos locales pueden perder por estar empantanados en los detalles y la política interna. Sin embargo, Jaime conocía bien a los equipos locales pues había trabajado extensamente en el Perú luego del doctorado. En ese sentido, en nuestros países, como en todas partes, las redes profesionales de confianza son cruciales. Y, vueltas que da la vida, varios de los economistas que trabajamos en el Ministerio de Trabajo con Jaime, pudimos apoyarlo casi dos décadas después.  Luego de tres años de intensa labor en todos los niveles educativos, se ha logrado consolidar un número importante de funcionarios que deben seguir adelante con las reformas que son de larga duración. La censura parlamentaria ha sido una experiencia ingrata, que no se la deseo a nadie, pero las bases de la reforma estimo que se van a poder sostener.

FE: ¡Muchas gracias, Gustavo!

Entrevista realizada por el equipo de Foco Económico
Link de la entrevista http://focoeconomico.org/2017/01/08/entrevista-a-gustavo-yamada/

lunes, 9 de enero de 2017

Competencias para el desarrollo

La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), es una prestigiosa institución conformada por 34 países, la mayoría de ellos con los índices de desarrollo más altos del planeta. Es una aspiración peruana ampliamente compartida lograr la admisión formal a este foro, de ser posible con la celebración del bicentenario de nuestra independencia.

La OCDE analiza y comparte las mejores prácticas en políticas públicas entre sus países miembros, lo cual favorece una mejora continua en las mismas. Una de sus primeras actividades de cooperación con el Perú es el “Programa  País” que se centra en cinco temas vitales: crecimiento económico, gobernanza pública, transparencia y lucha contra la corrupción, medio ambiente, capital humano y productividad.

En este marco, OCDE presentó recientemente su “Estrategia de competencias aplicada al Perú” y su estudio “Competencias más allá de la escuela en Perú” en un evento conjunto con los Ministerios de Trabajo y Educación. Como el lector habrá notado, OCDE utiliza el término “competencias” como traducción del inglés “skills”, que aquí suele asociarse con mayor frecuencia a la palabra “habilidades”.

OCDE identifica 9 desafíos para nuestro país que van desde mejorar competencias básicas a nivel de educación inicial, primaria y secundaria (la prueba PISA es uno de los desarrollos más influyentes de este foro), acceso a una educación superior de calidad, legislación para facilitar el empleo formal, capacitación laboral continua, hasta proveer de mayor información para empatar la oferta y la demanda de competencias.

Todos estos retos sonaran familiares al lector frecuente de esta columna, pues han sido identificados y discutidos aquí en varias oportunidades. No obstante, su expresión de manera clara y contundente por un evaluador externo de la talla de la OCDE ayuda a reconocer vacíos y brechas pendientes. Por ejemplo, este foro nos recuerda que el costo relativo de la formalización laboral para los segmentos más pobres del país es varias veces más alto que para las clases medias y altas. Este hecho aunado a sus bajos niveles de productividad generan barreras infranqueables para la formalidad.

Asimismo, los documentos enfatizan la necesidad de revalorizar la educación técnica desde la secundaria hasta el nivel superior y alinearla mejor con las necesidades de nuestro aparato productivo. Esta presentación de OCDE, junto con el documento CAF sobre habilidades reseñado en una columna anterior, y la reciente discusión en la UP sobre la brecha persistente entre la educación superior y el empleo, contribuyen a generar un momento propicio para apuntalar la educación tecnológica en el Perú.


La coyuntura no podía ser más adecuada: se acaba de promulgar la Ley 30512 que realiza toda una reforma en el funcionamiento de los institutos y escuelas de educación superior tan necesaria para el país. Entre sus varios aportes elimina el sesgo anterior que establecía a las carreras técnicas como “inferiores” a las universitarias, alejando de ellas a muchos jóvenes talentosos. No hay tiempo que perder para redactar un reglamento expeditivo de esta ley, a fin de cerrar la brecha entre formación y empleo más aceleradamente. ¡Bienvenida a continuar con las reformas Ministra Martens y muchos éxitos en su gestión!

Publicado en El Comercio el día 7 de enero del 2017

Resultados PISA y una gestión sobresaliente

Esta semana se conocieron mundialmente los resultados de PISA 2015, la más prestigiosa evaluación de aprendizajes de estudiantes a los 15 años de edad. Ha habido mejoras importantes para Perú, que nos indican que estamos en la dirección correcta, que falta mucho camino por recorrer todavía, y que sería un despropósito para el país en esta coyuntura perder uno de los mejores equipos del sector educativo de las últimas décadas.

Hace tres años los titulares señalaban que Perú había quedado último en la PISA 2012. Esta noticia coincidía con un evento mucho más positivo: la elección del Perú como el mejor destino culinario mundial (El Comercio, 3/12/13, p.1). El contraste entre estas dos notas no podía ser mayor y hacía más evidente nuestro rezago educativo.

El Ministro Saavedra recién tenía un mes en el cargo, por lo que este hecho marcó una línea de base importante para evaluar su gestión. Pues bien, los resultados de la prueba del 2015 señalan avances significativos en todos los frentes.

El puntaje en comprensión lectora escaló de 384 a 398 puntos (ubicación 62 entre 69 países que se presentan voluntariamente a la prueba, de un total de 193 naciones en el mundo; es decir, podríamos estar ingresando al primer tercio de países en resultados educativos). Asimismo, el puntaje en matemáticas se incrementó de 368 a 387 (puesto 61) y en ciencias aumentó de 373 a 397 (ubicación 63). Los mayores ascensos en América Latina y entre los mejores en el mundo.

Sin embargo, no queda claro qué significan estos puntajes. Hay otra manera más intuitiva de mirar a PISA: lograr por lo menos un nivel 2 en la prueba es evidencia de competencias mínimamente adecuadas para una sociedad global del siglo XXI. En este sentido, el porcentaje de adolescentes peruanos con nota aprobatoria en comprensión lectora ha pasado de 40.1% a 46.1%, en matemáticas de 25.6% a 33.9%, y en ciencias de 31.5% a 41.5%. Son valiosos puntos porcentuales de mejora que significan alrededor de cincuenta mil chicos más de esta cohorte de 15 años con aprendizajes pertinentes para el mundo de hoy. Todo esto es fruto del creciente esfuerzo de sucesivas administraciones por apuntalar la educación peruana.

Especialistas de la OCDE y el BID proyectan que si el Perú mantiene este ritmo de mejora en sus aprendizajes, podría alcanzar el nivel actual de desempeño de países industrializados entre 14 y 21 años más. Son mensajes alentadores que no deben llevarnos a la complacencia y dejar en “piloto automático” el sector. Por el contrario, se trata de acelerar el paso en la ruta que la actual gestión lidera, a fin de que todas las instituciones educativas, públicas y privadas, escuelas, institutos y universidades, brinden una educación de calidad al alcance de todos los peruanos.


Jaime Saavedra y un gran equipo de colaboradores, animados por su liderazgo honesto y profesional, han avanzado con la revalorización docente, inversión en infraestructura, actualización legislativa, desarrollo de contenidos, y un clima de paz laboral en el sector, pocas veces visto en nuestro querido país. ¿Vamos a dejar que todo esto se ponga en riesgo, perdiendo otra vez la oportunidad de lograr nuestro desarrollo? 

Publicado en El Comercio el día 10 de diciembre del 2016