miércoles, 12 de diciembre de 2012

Pobreza, clase media, y lavadoras …

Ha tomado dos décadas llegar a un consenso sobre cómo medir la pobreza monetaria en el país. Asimismo, su eventual erradicación se ha convertido en la principal meta nacional de largo plazo. Estadísticamente, se supera dicha situación si es que se puede consumir una canasta alimentaria básica que provea alrededor de 2,300 calorías diarias, que es el requerimiento promedio de energía recomendado en un adulto para mantener una adecuada nutrición, y destinar la otra mitad del gasto a cubrir otras necesidades básicas como vestido, vivienda, educación, salud y transporte.

En el Perú, gracias a dos décadas de estabilidad y crecimiento sostenido, hemos reducido la pobreza a la mitad situándose hoy en 28% de la población. Sin embargo, ¿salir de ella significa ingresar automáticamente a la clase media? ¿tenemos ya a la mitad de peruanos como flamante clase media y al quintil superior de ingresos como clase alta? No lo creo.

Una definición económica oficial de clase media está en sus inicios en el Perú y tardará años en lograrse un consenso acerca de su medición. Ha sido un terreno abordado más cualitativamente por sociólogos, políticólogos, y a través de encuestas de mercado por empresas reconocidas de marketing y opinión, que utilizan los niveles socioeconómicos desde A hasta E.

Recientemente, el Banco Mundial ha realizado una desagregación de la población no pobre en dos grupos: un segmento no pobre pero vulnerable como aquellas familias que perciben entre 1,200 y 3,000 soles mensuales, lo que podríamos llamar “clase emergente” (alrededor de 40% de la población), y por encima de esta última cifra (aproximadamente 25% de la población) que incluiría a la “clase media” propiamente dicha (hasta los 16,000 soles mensuales por familia).

Estos niveles de ingreso son relativamente arbitrarios porque no aluden a canastas de consumo específicas. De acuerdo al Banco Mundial, se trata de la mayor seguridad en la percepción de ingresos que tienen las clases medias y altas (menos de 10% de probabilidad de caer en la pobreza).

En línea con Hans Rosling, gran profesor y divulgador sueco, propongo la posesión de un electrodoméstico, concretamente la lavadora, como una variable síntesis aproximativa del tamaño total de la clase media y alta en el Perú. Lavar ropa es una necesidad básica, pero realizarla con un artefacto electrodoméstico parece propio de estratos socioeconómicos medios y altos. En los estratos bajos, el costo de oportunidad del tiempo dedicado al lavado a mano no es lo suficientemente alto como para evaluar la compra de una lavadora, ni el margen de ahorro del hogar lo permite (y otras veces ni la disponibilidad continua de electricidad lo hace posible).

De acuerdo a la Encuesta Nacional de Hogares, el porcentaje actual de hogares peruanos que posee lavadoras es 19.8% y se ha incrementado diez puntos porcentuales en los últimos 7 años. En cambio, la propiedad de otros activos no es tan precisa para nuestro propósito. O sobrevaluaría el tamaño del estrato medio-alto (como en el caso de  refrigeradoras, que es de 40%) o lo subvaluaría (como es el caso del auto propio, que solo lo tienen 7% de los hogares peruanos).

La conclusión es mixta: todavía tenemos una clase media realmente pequeña, pero la tendencia será auspiciosa si es que logramos sostener el crecimiento a las elevadas tasas actuales por las próximas décadas.


Publicado en El Comercio el 12 de Diciembre de 2012

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Entrevista Lacea-Lames 2012

Entrevista realizada por Alberto Padilla en Lacea-Lames 2012. Conversamos sobre la reforma de los mercados laborales en América Latina y la discriminación laboral en la región. En este último punto, discutimos el reciente estudio "Labor Market Discrimination in Lima, Peru: A Field Experiment" (Galarza y Yamada, 2012).


Entrevista en Rumbo Económico

Entrevista del 22 de Octubre de 2012 con Juan José Garrido Koechlin en el programa Rumbo Económico para coversar sobre el estudio "Desigualdad monetaria en un contexto de rápido crecimiento económico: El caso reciente del Perú" (Yamada, Castro y Bacigalupo, 2012)

LACEA y la economía mundial

La calidad de trescientas contribuciones científicas y grandes conferencistas, incluidos dos Premios Nobel y economistas jefe de todos los organismos multilaterales, nos mantuvieron absolutamente atentos en 3 días de sólida teoría económica, rigurosa evidencia y debates de política de alto nivel, durante la Conferencia LACEA-LAMES organizada por los 50 años de la Universidad del Pacífico. De hecho, el cierre corrió a cargo de Oliver Blanchard, Economista Jefe del Fondo Monetario Internacional y consagrado catedrático del MIT, quien disertó sobre la economía mundial.
 

Blanchard utilizó una clarísima analogía para describir los determinantes de la anémica recuperación actual: un acelerador y tres frenos. Hoy en los países industrializados hay un solo acelerador en funcionamiento, que es la política monetaria extraordinariamente expansiva, con tasas de interés virtualmente en cero e instrumentos no convencionales como relajaciones cuantitativas que incrementan el dinero y reducen los costos de endeudamiento de largo plazo comprando bonos y papeles de larga maduración.
 
Sin embargo, hay tres poderosos frenos al crecimiento. En primer lugar, está operando la consolidación fiscal necesaria para países con niveles de endeudamientos insostenibles. Los casos más conocidos son los de Grecia, Portugal, España e Italia, pero también suceden en Japón, Gran Bretaña o Francia.
 
Asimismo, el riesgo del “abismo fiscal” en Estados Unidos impediría la posibilidad de mantener una serie de gastos y exoneraciones debido al límite de deuda alcanzado (equivalente a más de 100% del PBI) a fin de año. De operar estos recortes automáticos durante el 2013, el gobierno retraería recursos de la economía por más de 4% del PBI incrementado las posibilidades de una nueva recesión americana. Por ello los mercados bursátiles reaccionaron sin entusiasmo a la reelección de un Obama que tiene que negociar una salida rápida a esta nueva crisis con una Cámara de Representantes de mayoría republicana.
 
El segundo freno es la debilidad de las instituciones financieras, sobre todo en Europa, como consecuencia de la crisis hipotecaria, recesión e incertidumbre actual sobre el futuro de los bonos soberanos. Los bancos europeos están prestando a tasas de interés demasiado elevadas o simplemente no prestando lo suficiente para coadyuvar a una reactivación económica.

Por último, un tercer freno es la incertidumbre sobre las políticas que se adoptarán en el corto y mediano plazo, que impide a los agentes embarcarse en costosas decisiones de inversión. Así, no se sabe si una Unión Europea más cohesionada en lo económico y político, con poderosas autoridades bancarias y fiscales supranacionales, será viable. Asimismo, se advierten riesgos de política, aunque con menor intensidad, en otras regiones desarrolladas como Japón y los Estados Unidos.
 

En conclusión, como resultado de un acelerador poco efectivo y tres eficaces frenos, las economías desarrolladas (que todavía representan el 56% de nuestro comercio exterior) crecerán en el mejor de los casos a una velocidad de carcocha en el corto y mediano plazo (de acuerdo al último World Economic Outlook del FMI, 1.3% este 2012 y 1.3% en el 2013). ¡Habrá que seguirle poniendo velitas a todos los santos para que China y el resto de regiones emergentes no se desaceleren más por el bien de nuestras exportaciones y desarrollo!


Publicado en El Comercio el 14 de Noviembre de 2012

miércoles, 24 de octubre de 2012

Lima, ¿capital económica de América?

Dependiendo de la fuente consultada y el gusto del comensal, Lima ya es o en todo caso está en proceso de convertirse en la “capital gastronómica de América”. La Cumbre Internacional de Madrid 2006 la declaró así, aunque para la Asociación Peruana de Gastronomía (APEGA) todavía es un objetivo a lograr en el Bicentenario del 2021.

Nos falta un conjunto numeroso de acciones: campañas internacionales de promoción, rutas organizadas de turismo gastronómico, un calendario anual de actividades gastronómicas, mejor gestión de alimentos en los restaurantes, campos feriales idóneos y la remodelación de sitios emblemáticos como el Barrio Chino, el Mercado Central, y La Herradura, entre otras.

¿Podemos hacer un argumento similar para la economía? ¿Hay elementos suficientes para considerar a Lima como la capital económica de América? En los últimos años hemos sido sede de la reunión anual de Países del Asia Pacífico (APEC), la Cumbre de América Latina y Unión Europea (ALCUE) y, recientemente, de la reunión de naciones de América del Sur y Países Árabes (ASPA). El próximo año seremos sede del Foro Económico Mundial y en el 2015 de la reunión anual del FMI y Banco Mundial.

A diferencia de otras capitales con mejor infraestructura, todavía requerimos declarar días no laborables obligatorios, y muchas veces inesperados, para poder atender a tantas delegaciones y evitar que se queden paralizadas por el tráfico o la inseguridad capitalina.

Este año nos hemos situado nada menos que en el puesto 21 de 144 países en el ambiente macroeconómico según el Foro Económico Mundial, aunque, en ese mismo ranking aparecemos en la cola del mundo en calidad del capital humano e innovación.

Los mercados internacionales nos asignan uno de los más bajos índices de riesgo país de la región y finalizaremos este año con un crecimiento casi perfecto de 6%, pero la crisis europea, que podría extenderse toda la década, y el persistente estancamiento global estropean la probabilidad de mantener dicha tasa en los próximos años.

El Premio Nóbel de Economía Robert Lucas indicaba en un célebre artículo sobre los mecanismos del desarrollo que, una vez que se piensa en las posibilidades de acelerar el crecimiento económico, y sus dramáticas consecuencias sobre el bienestar humano, no hay forma de dejar de pensar en él.

Pues bien, el profesor Lucas, junto con otro Nóbel, Eric Maskin, y cientos de economistas de toda América Latina y el mundo se congregarán este 1. 2 y 3 de noviembre en la Universidad del Pacífico en la Conferencia Anual de LACEA-LAMES, la Asociación de Economistas de América Latina y el Caribe y la Sociedad Econométrica. Será una brillante oportunidad para debatir sobre los inciertos derroteros de la economía internacional, a la luz de los últimos avances de la macro y microeconomía.

Y, como los factores positivos se suelen reforzar entre sí en una especie de círculo virtuoso, muchos de los economistas vienen no solamente atraídos por la calidad de las más de 150 sesiones que se llevarán a cabo en el evento, sino también por la creciente fama de la cocina peruana a nivel mundial.


Publicado en El Comercio el 15 de Octubre de 2012

jueves, 20 de septiembre de 2012

Subempleo profesional y acreditación de la calidad


La gran mayoría de jóvenes estudia una carrera para poder emplearse en esa misma profesión o alguna ocupación relacionada con similar grado de calificación. Así, se estudia Contabilidad para laborar como Contador, Administrador o Analista de Empresas. Pero, ¿qué sucede si no se consigue un trabajo acorde con las calificaciones profesionales obtenidas? Estamos ante la presencia del subempleo profesional. El caso más emblemático en el Perú es el profesional taxista.

De acuerdo a la Encuesta Nacional de Hogares, 29% de egresados universitarios entre 29 y 45 años se encontraba subempleado en el 2004 en el país. Sorprendentemente, esta cifra, lejos de haberse reducido, se situó en 35% en el 2010, a pesar del auge económico. ¿Por qué uno de cada tres profesionales está subempleado?

¿Será acaso un problema general del mercado laboral que no absorbe empleo suficiente aún con crecimiento económico? Si bien todavía falta flexibilizar el mercado laboral para que funcione mejor, las cifras muestran un desempeño positivo en los últimos años. Así, las empresas formales aumentaron su empleo en 40% entre el 2004 y 2010.

¿Será que, aún con un crecimiento general del empleo, no hay demanda suficiente por profesionales? Es decir, que se requieren primordialmente puestos de baja calificación. Por el contrario, la paradoja actual es que las empresas se quejan de no encontrar la cantidad de profesionales que necesitan y hasta tener que traerlos del extranjero.

¿Qué está pasando entonces? A nuestro juicio, es un problema de calidad de oferta: los profesionales egresados en los últimos años no tienen los niveles de calidad y pertinencia necesitados por el aparato productivo, por lo que muchos terminan laborando en ocupaciones de menor calificación.

Evidencias a favor de esta hipótesis: Dos terceras partes de los egresados de educación superior, enfrentados con la realidad del mercado laboral, se arrepienten de la carrera o institución que escogieron. La rentabilidad promedio de la educación superior ha empezado a disminuir. La oferta de instituciones privadas y públicas ha crecido incesantemente sin que se haya acreditado su calidad. Ha aumentado el acceso a la educación superior, pero, como hemos encontrado en un trabajo reciente en el CIUP, las habilidades de los estudiantes han disminuido. En muchas regiones del país los porcentajes de acceso a la educación universitaria superan significativamente los niveles mínimos de comprensión lectora y matemáticas evaluados por pruebas como PISA.

¿Qué hacer para evitar una mayor frustración de los jóvenes y que la insuficiente calidad de la educación superior sea una restricción para el crecimiento económico? Se necesita urgentemente relanzar el proceso de acreditación de la calidad de la educación superior y crear un comprensivo sistema de información laboral sobre la situación de egresados, por carreras e instituciones, y las necesidades de los empleadores. En este sentido, luego de años de ardua preparación, se encuentra listo para el financiamiento multilateral un proyecto que involucra otorgar incentivos para la inversión en calidad, por parte de universidades e institutos, y un sistema de información sobre la educación superior. Sería realmente lamentable perder esta valiosa oportunidad por los enredos burocráticos en los que anda siempre entrampado el Estado peruano en sus diversas instancias.


Publicado en El Comercio el 19 de Septiembre de 2012

miércoles, 22 de agosto de 2012

Ese casi perfecto 6%


En matemáticas, el 6 es el primer número perfecto pues resulta igual a la suma de sus divisores propios 1, 2 y 3 (los siguientes números perfectos son 28 y 496). En el caso de la economía peruana, podríamos considerar al 6% como un número casi perfecto pues tiene propiedades altamente deseables en el campo del empleo, del crecimiento económico y de la inversión en capital humano.

La semana pasada el INEI informó que la tasa de desempleo abierto en Lima Metropolitana para el trimestre mayo-julio 2012 había disminuido a un récord de 6.2%, la menor tasa registrada en los últimos diez años. Si bien todavía tenemos un gran bolsón de subempleo que ir absorbiendo, este resultado es encomiable y podría considerarse un casi pleno empleo en la capital.

De hecho, en muchos países incluyendo Estados Unidos, 6% es considerada la tasa de pleno empleo (no es 0% porque siempre existe un margen de desempleo friccional). La historia electoral americana indica que Obama podría perder la reelección por no haber disminuido lo suficiente el desempleo (todavía en más de 8%). Asimismo, cabe señalar que nuestros vecinos comparables de Chile y Colombia tienen tasas de desempleo actuales de 7% y 10%.

También conocimos que la economía peruana ha acumulado una tasa de crecimiento de 6.1% para el primer semestre del año, aún en medio de la difícil coyuntura internacional, gracias al gran dinamismo del consumo interno y la inversión privada. Esta tasa coincide con la llamada tasa de crecimiento potencial de la economía, es decir, aquella sustentada por el incremento de capacidades productivas de la economía, sin provocar presiones inflacionarias.

Pocos países en el mundo actual se pueden dar el lujo de crecer al ritmo de su producto potencial, por lo que las señales gubernamentales deben ser claras y constantes, en el sentido de consolidar nuestro modelo de economía de mercado e inclusión social, con crecientes niveles de inversión privada nacional y extranjera y un manejo fiscal y monetario prudente y contracíclico.

Una de las claves para seguir creciendo a este ritmo de 6% anual sostenidamente es aumentar la inversión en capital humano, fundamentalmente en educación de calidad. Los estudios internacionales demuestran que el Perú se vio castigado en las décadas pasadas con dos puntos porcentuales menos de crecimiento económico anual por su mala calidad de educación. Mientras tanto, países como Corea del Sur más bien se vieron beneficiados con dos puntos adicionales de crecimiento anual, gracias a su educación de excelencia.

Hay que persistir en reformas institucionales en el sector educativo que consoliden la búsqueda y obtención de mayores aprendizajes en nuestros alumnos y mejores condiciones remunerativas a los profesores que lo logran. Aprobada la profundización de la carrera pública magisterial, en manos del legislativo actual, la clave para su éxito será la preparación cuidadosa y profesional de evaluaciones de desempeño, objetivas y transparentes, por las que todos los profesores deberán pasar en los próximos años.

Bajo estas condiciones de meritocracia y gestión por resultados, se podrá ir incrementando el gasto y la inversión anual en educación hasta ir alcanzando progresivamente esa meta de 6% del PBI a la que aspiran el Acuerdo Nacional y el Proyecto Educativo Nacional. Por todos estos elementos concluimos que 6% es un número casi perfecto para muchos ámbitos de la economía y sociedad peruana. ¿Podremos sostenerlos en el tiempo para salir finalmente del subdesarrollo?
Públicado en El Comercio, 19 de Agosto de 2012 

miércoles, 25 de julio de 2012

Con Fe y Alegría 58: Una maravillosa experiencia para aprender


No se necesita ir lejos de Lima Metropolitana para comprobar que todavía tenemos grandes bolsones de pobreza extrema que atender e integrar a la economía y el desarrollo de nuestro país. Por ejemplo, al terminar la Autopista Ramiro Prialé gire a la izquierda e intérnese por la Avenida Las Torres hasta llegar a San Luis de Huarochirí, en Jicamarca. Allí palpará las supremas limitaciones de infraestructura y necesidades básicas insatisfechas que sufren prácticamente todos sus moradores.

Sin embargo, se llevará también una gratísima sorpresa. En medio de la zona denominada “Cerro Camote” se erige el colegio público con las mejores calificaciones en la Evaluación Censal de Estudiantes de segundo grado del Ministerio de Educación (por encima de todas las otras seis mil escuelas públicas de Lima). Se trata del Colegio Fe y Alegría No.58, “Mary Ward”, que ha sostenido resultados notables por tres años consecutivos.

Allí, el 80% de sus niños logran todos los aprendizajes esperados para su grado, tanto en comprensión de lectura como en razonamiento lógico-matemático (y el restante 20% se encuentra en proceso de hacerlos). Estos números son bastante comparables, y  mejores en muchos casos, que los estándares alcanzados por colegios de clase media y alta de la metrópoli y superan en más de dos veces y hasta en cinco veces los lamentables promedios nacionales de 30% de comprensión lectora y 13% de logro en matemáticas.

¿Cuáles son los elementos centrales de este gran éxito, en medio de tantas privaciones, que pudimos comprobar en una reciente visita organizada por el Consejo Nacional de Educación?  En primer lugar resalta el liderazgo de su directora, una hermana irlandesa apasionada porque los niños más humildes aprendan con alegría y gozo. Es claro que la autonomía de la institución educativa y su cuerpo directivo resulta crucial para lograr éxitos educativos.

En segundo lugar, un conjunto de maestras y maestros públicos cuidadosamente seleccionados por la directora y sus coordinadoras de grado,  no sólo por su capacidad de enseñanza, sino por su personalidad y empatía con la niñez y adolescencia. Varios de estos profesores se vienen todos los días desde lugares tan lejanos como Ancón o Villa El Salvador, contentos y comprometidos con todo lo que logran transmitir en sus alumnos.

Por ello, el clima institucional que se respira en el “Mary Ward” es extraordinariamente acogedor y uno ve a niños felices dentro y fuera de las aulas. Muchos padres de familia colaboran con un lindo comedor que se encarga de proveer de almuerzos a costo rebajado para que los alumnos puedan aprovechar las tardes en diversos talleres que complementan y refuerzan las actividades académicas y para-académicas realizadas durante las mañanas.

Cuando uno ingresa a la biblioteca del colegio parece haber sido tele-transportado a un ambiente de los países más desarrollados del planeta: es un diseño de biblioteca abierta con los libros al alcance de todo aquél interesado, es colorida y con cómodos asientos como que da gusto permanecer allí. El sistema de puntos, ideado para motivar y reconocer la lectura, es increíble: la lectura de cada libro (y la evaluación sencilla de su comprensión a cargo de la bibliotecaria) merece una cierta cantidad de puntos que da derecho a brazaletes de distintos colores que los estudiantes lucen orgullosos en el colegio y casa. Asimismo, la acumulación de puntos dar lugar a premios como libros y otros materiales para el estudio. ¡Con este sistema hay niños que llevan acumulando la lectura de hasta 300 libros! Hay pues mucho que aprender y replicar de esta maravillosa experiencia.

Uno esperaría que el mejor colegio público de Lima tuviera amplios reconocimientos y la posibilidad de contar con toda la infraestructura física y humana a plena disposición para que siga cumpliendo con esta noble tarea de preparar a niños de escasos recursos a fin de que puedan aportar y competir en un país desarrollado y equitativo. Paradójicamente, esto no es cierto para el “Fe y Alegría 58”.

Se hacen y repiten muchísimos trámites ante la Unidad de Gestión Educativa Local (UGEL) para solo recibir negativas a una solicitud de tres plazas docentes con el fin de atender la creciente demanda de estudiantes de parte de la comunidad. Todos los años hay que solicitar la renovación de contratos inciertos con muchos docentes que ya han demostrado su gran capacidad en el aula (además de pagárseles con retrasos de varios meses). La UGEL no brinda ningún personal de servicio por lo que las labores de limpieza y mantenimiento tienen que ser asumidas y compartidas por los padres de familia. Demasiado poder en instancias burocráticas que lo único que hacen es entorpecer y desanimar la innovación educativa.

¡No nos podemos dar el lujo de castigar el éxito de esta manera! No es ni lo justo ni lo sensato para un país hambriento de logros educativos.
 

Con Fe y Alegría


No se necesita ir lejos de Lima para comprobar que todavía tenemos grandes bolsones de pobreza extrema que atender e integrar al desarrollo. Por ejemplo, al terminar la Autopista Ramiro Prialé gire a la izquierda e intérnese por la Avenida Las Torres hasta llegar a San Luis de Huarochirí, en Jicamarca. Allí palpará las supremas limitaciones que sufren prácticamente todos sus moradores.

Sin embargo, se llevará también una gratísima sorpresa. En medio de “Cerro Camote” se erige el colegio público con las mejores calificaciones en la Evaluación Censal de Estudiantes de segundo grado (por encima de las otras seis mil escuelas públicas de Lima). Se trata del Colegio Fe y Alegría (CFA) No.58.

Allí, el 80% de los niños logran todos los aprendizajes esperados en comprensión de lectura y razonamiento matemático (y el restante 20% se encuentra en proceso de hacerlos). Estos números son mejores, en muchos casos, que los alcanzados por colegios de clase media-alta y superan dos y más de cinco veces los lamentables promedios nacionales de 30% de comprensión lectora y 13% de logro en matemáticas.

¿Cuáles son los elementos centrales de este éxito que pudimos comprobar en una visita reciente del Consejo Nacional de Educación?  En primer lugar, resalta el liderazgo de la directora, una hermana irlandesa apasionada porque los niños más humildes aprendan con alegría y gozo. La autonomía de la institución educativa resulta crucial para lograr éxitos educativos.

En segundo lugar, un conjunto de maestros públicos cuidadosamente seleccionados por la directora, no sólo por su capacidad de enseñanza, sino por su personalidad y empatía con la niñez. Varios de ellos vienen todos los días desde lugares tan lejanos como Ancón o Villa El Salvador, contentos y comprometidos con todo lo que logran transmitir a sus alumnos.

Por ello, el clima institucional del CFA 58 es extraordinariamente acogedor y uno ve a niños felices en las aulas. Sus padres colaboran con un lindo comedor que se encarga de proveer de almuerzos para que puedan aprovechar las tardes en diversos talleres de refuerzo y complemento.

La biblioteca parece tele-transportada del mundo desarrollado: abierta, colorida y con cómodos asientos como para quedarse y disfrutar. La lectura voluntaria de libros merece puntos que se canjean por coloridos brazaletes, que los estudiantes lucen orgullosos, y otros materiales de estudio. ¡Con este sistema hay niños que llevan acumulando la lectura de 300 libros! Hay pues mucho que aprender y replicar de esta maravillosa experiencia.

A pesar del éxito, insuficientemente reconocido, el CFA 58 sufre la burocracia. La UGEL sigue negándole su solicitud de tres plazas docentes adicionales con el fin de atender la creciente demanda de estudiantes. Requiere todos los años la renovación de contratos inciertos con muchos docentes de comprobada calidad (además de pagarles con retrasos de varios meses). No brinda ningún personal de servicio al colegio, por lo que la limpieza y mantenimiento la tienen que asumir los padres de familia. Demasiado poder en instancias burocráticas que lo único que hacen es entorpecer y desanimar la innovación educativa.

¡No nos podemos dar el lujo de castigar el éxito de esta manera! No es ni lo justo ni lo sensato para un país hambriento de logros educativos.


 Públicado en El Comercio, 20 de Julio de 2012