La calidad de trescientas contribuciones científicas y grandes
conferencistas, incluidos dos Premios Nobel y economistas jefe de todos los
organismos multilaterales, nos mantuvieron absolutamente atentos en 3 días de
sólida teoría económica, rigurosa evidencia y debates de política de alto nivel,
durante la Conferencia LACEA-LAMES organizada por los 50 años de la Universidad
del Pacífico. De hecho, el cierre corrió a cargo de Oliver Blanchard,
Economista Jefe del Fondo Monetario Internacional y consagrado catedrático del
MIT, quien disertó sobre la economía mundial.
Blanchard utilizó una clarísima analogía para describir
los determinantes de la anémica recuperación actual: un acelerador y tres
frenos. Hoy en los países industrializados hay un solo acelerador en
funcionamiento, que es la política monetaria extraordinariamente expansiva, con
tasas de interés virtualmente en cero e instrumentos no convencionales como
relajaciones cuantitativas que incrementan el dinero y reducen los costos de
endeudamiento de largo plazo comprando bonos y papeles de larga maduración.
Sin embargo, hay tres poderosos frenos al crecimiento. En
primer lugar, está operando la consolidación fiscal necesaria para países con niveles
de endeudamientos insostenibles. Los casos más conocidos son los de Grecia, Portugal,
España e Italia, pero también suceden en Japón, Gran Bretaña o Francia.
Asimismo, el riesgo del “abismo fiscal” en Estados Unidos
impediría la posibilidad de mantener una serie de gastos y exoneraciones debido
al límite de deuda alcanzado (equivalente a más de 100% del PBI) a fin de año.
De operar estos recortes automáticos durante el 2013, el gobierno retraería
recursos de la economía por más de 4% del PBI incrementado las posibilidades de
una nueva recesión americana. Por ello los mercados bursátiles reaccionaron sin
entusiasmo a la reelección de un Obama que tiene que negociar una salida rápida
a esta nueva crisis con una Cámara de Representantes de mayoría republicana.
El segundo freno es la debilidad de las instituciones financieras,
sobre todo en Europa, como consecuencia de la crisis hipotecaria, recesión e
incertidumbre actual sobre el futuro de los bonos soberanos. Los bancos
europeos están prestando a tasas de interés demasiado elevadas o simplemente no
prestando lo suficiente para coadyuvar a una reactivación económica.
Por último, un tercer freno es la incertidumbre sobre las
políticas que se adoptarán en el corto y mediano plazo, que impide a los
agentes embarcarse en costosas decisiones de inversión. Así, no se sabe si una Unión
Europea más cohesionada en lo económico y político, con poderosas autoridades
bancarias y fiscales supranacionales, será viable. Asimismo, se advierten
riesgos de política, aunque con menor intensidad, en otras regiones
desarrolladas como Japón y los Estados Unidos.
En conclusión, como resultado de un acelerador poco
efectivo y tres eficaces frenos, las economías desarrolladas (que todavía
representan el 56% de nuestro comercio exterior) crecerán en el mejor de los
casos a una velocidad de carcocha en el corto y mediano plazo (de acuerdo al
último World Economic Outlook del FMI, 1.3% este 2012 y 1.3% en el 2013). ¡Habrá
que seguirle poniendo velitas a todos los santos para que China y el resto de
regiones emergentes no se desaceleren más por el bien de nuestras exportaciones
y desarrollo!
Publicado en El Comercio el 14 de Noviembre de 2012
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