miércoles, 6 de febrero de 2013

Instituciones, crecimiento y desarrollo

¿Es posible escribir un libro de economía de casi 600 páginas que sea fácil de leer y que capture la atención de toda clase de público de principio a fin? Daron Acemoglu y James Robinson lo logran en “Por qué fracasan los países”, uno de los mejores libros publicados el año pasado. Combinan la economía con ciencia política, historia y otras disciplinas para persuadirnos del papel central de las instituciones en el desarrollo.

Parten de ejemplos actuales, como las diferencias en niveles de vida de mexicanos a ambos lados de la frontera: Nogales (Arizona) y Nogales (Sonora), para luego, en viajes imaginarios, retrotraernos a los orígenes de las sociedades coloniales, a fin de explicar las causas de sus niveles de desarrollo o subdesarrollo actuales. Pareciera que estuviéramos ante un buscador de la web como Google que puede ubicar cualquier lugar del planeta y cualquier momento de la historia para proveer los argumentos precisos en el momento indicado del libro.

A continuación, uno de varios ejemplos peruanos: las diferencias socio-demográficas y geográficas entre las provincias de Calca y Acomayo en el Cuzco son realmente pocas. Pero, hoy en día, los habitantes de Acomayo son mucho más pobres y consumen casi un tercio menos que los de Calca. La tesis de Melissa Dell en MIT, supervisada por Acemoglu, explica cómo el sistema colonial de trabajo forzoso llamado “mita”, que afectó a Acomayo pero no a Calca, puede estar detrás de estas diferencias. Los resultados publicados en “Apuntes” de la Universidad del Pacifico indican que los derechos de propiedad y el desarrollo de haciendas en Calca promovieron inversiones en capital físico y humano en dicha provincia, mientras que Acomayo quedó históricamente empobrecida.

Sabemos que todo proceso de crecimiento sostenido depende de una gran acumulación de factores y de mejoras tecnológicas. Pero la pregunta más profunda por responder es por qué hay sociedades que en ciertos momentos de la historia han logrado emprender este proceso y otras no.

La respuesta que propone el libro es que son las instituciones inclusivas, que garantizan derechos de propiedad, la estabilidad jurídica e igualdad de oportunidades, las que las promueven estos cambios. Sin embargo, siguiendo al gran economista Schumpeter, como todo proceso de desarrollo viene acompañado de episodios de “destrucción creativa”, con grandes ganadores pero también perdedores, han existido a lo largo de la historia intereses opuestos a estas políticas, que en algunos casos se han logrado neutralizar pero en otros no.

Quizás los autores exageran sus puntos de vista al comparar el poder explicativo de su teoría en relación a otras diferencias como las geográficas o culturales. Pero es indudable el peso que han adquirido los factores institucionales al analizar el pasado y predecir el futuro económico de las naciones. Desde este punto de vista, nuestro país todavía “cojea” mucho.

En el ranking de competitividad del Foro Económico Mundial, el primer pilar que aparece es el institucional. En dicha dimensión nos situamos en el muy pobre puesto 105, de un total de 144 países, debido al insuficiente respeto y protección a los derechos de propiedad, altos niveles de corrupción, descrédito de políticos y funcionarios públicos, y la poca independencia y predictibilidad del Poder Judicial, entre otros aspectos por resolver. A juzgar por todas las falencias en este pilar fundamental, aún no tenemos ganado el partido al subdesarrollo.

Publicado en El Comercio el 1 de Febrero de 2013

2 comentarios:

  1. Un articulo muy interesante!! Tendré que comprar ese libro!! Muchas gracias por la información.

    Éxitos con el blog!

    Saludos!

    Patricia.
    head hunters peru

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    Saludos Cordiales!

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