¿Cómo brindar una educación de
calidad a cientos de miles de niños y adolescentes que viven en las zonas
rurales más pobres y dispersas de la Selva y Sierra de nuestro país? El desafío
implica enfrentar la difícil geografía peruana, la escasez de recursos presupuestarios,
el mayor costo de cualquier intervención eficaz en dicho contexto, y la
aspiración de brindar igualdad de oportunidades a todos los peruanos.
En primaria, las soluciones
“realistas” han sido las escuelas unidocentes y multigrado. En ellas, un mismo
profesor se hace cargo de varios grados en un solo ambiente, pobremente
equipado, sufriendo los extremos de frío y calor del país. Es una situación
lamentable que hay que superar sino queremos otra generación atrapada en la pobreza.
Sin embargo, la situación ideal
no pasa necesariamente por contar con aulas y profesores distintos para cada grado.
En muchos casos, la población objetivo se reduciría a menos de 10 alumnos porambiente.
Un lujo que ni los países desarrollados se dan. La estrategia válida sería
secciones separadas sise supera dicho umbral y, en los demás casos, escuelas
multigrado repotenciadas con redes de docentes especialmente calificados y un
buen sistema de acompañamiento a cargo de especialistas que visiten cada escuela
quincenalmente.
En secundaria, no sería
aconsejable un modelo multigrado por caserío debido al mayor nivel de
especialización docente infraestructura requerido. También sería impensable que
los adolescentes se trasladen a diario, por ríos o caminos extenuantes, para
asistir a una escuela polidocente que les quedaría a distancias extremas. En
este contexto la educación en alternancia es una alternativa de calidad.
Cada escuela secundaria de alternancia
podría atender a una decena de caseríos bajo un sistema de semi-internado: hasta
un centenar de estudiantes alternaría 15 días, estudiando y viviendo en la
escuela, y 15 días, aplicando lo aprendido en el hogar. Un día típico incluye: lecturas
previas al desayuno, proyectos grupales en las mañanas, talleres académicos en
las tardes, y tertulias de discusión en las noches. Recientemente conocimos experiencias
en Loreto y Ayacucho que cuentan con huertos productivos y ejemplares ambientes
de aprendizaje vivencial.
Elementos para que este modelo
funcione son: apoyo de autoridades locales y nacionales, para asegurar la
alimentación completa de los chicos,
mantenimiento de servicios básicos
e infraestructura del centro, compromiso de las familias con el proyecto, vinculación
con programas de desarrollo económico regional, y provisión de maestros bien preparados
en lo académico, productivo y socio-emocional, porque fungen de segundos padres
en la escuela.
Ya existen 54 Centros Rurales de
Formación en Alternancia (CRFA) en Perú, muchos de ellos con resultados promisorios
gracias a fundaciones y personas muy comprometidas. Es el momento de apuntalar
los factores esenciales de este modelo para replicarlo en donde sea necesario.
En el caso de las zonas urbanas
pobres, la alternativa es otra: la formación secundaria de variante técnica, que
debe rescatarse, para que los jóvenes puedan acceder a un primer empleo
contando con una secundaria completa fortalecida. En esta variante, los alumnos
alternarían períodos de educación general en el aula, con períodos de formación
técnica en Centros de Educación Técnica Productiva (CETPRO) locales, que tienen
que ser repotenciados, de acuerdo a las necesidades productivas de las regiones
del país.
Publicado en El Comercio el 15 de Setiembre del 2013
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