miércoles, 18 de septiembre de 2013

La alternancia educativa es una buena alternativa

¿Cómo brindar una educación de calidad a cientos de miles de niños y adolescentes que viven en las zonas rurales más pobres y dispersas de la Selva y Sierra de nuestro país? El desafío implica enfrentar la difícil geografía peruana, la escasez de recursos presupuestarios, el mayor costo de cualquier intervención eficaz en dicho contexto, y la aspiración de brindar igualdad de oportunidades a todos los peruanos.

En primaria, las soluciones “realistas” han sido las escuelas unidocentes y multigrado. En ellas, un mismo profesor se hace cargo de varios grados en un solo ambiente, pobremente equipado, sufriendo los extremos de frío y calor del país. Es una situación lamentable que hay que superar sino queremos otra generación atrapada en la pobreza.

Sin embargo, la situación ideal no pasa necesariamente por contar con aulas y profesores distintos para cada grado. En muchos casos, la población objetivo se reduciría a menos de 10 alumnos porambiente. Un lujo que ni los países desarrollados se dan. La estrategia válida sería secciones separadas sise supera dicho umbral y, en los demás casos, escuelas multigrado repotenciadas con redes de docentes especialmente calificados y un buen sistema de acompañamiento a cargo de especialistas que visiten cada escuela quincenalmente.

En secundaria, no sería aconsejable un modelo multigrado por caserío debido al mayor nivel de especialización docente infraestructura requerido. También sería impensable que los adolescentes se trasladen a diario, por ríos o caminos extenuantes, para asistir a una escuela polidocente que les quedaría a distancias extremas. En este contexto la educación en alternancia es una alternativa de calidad.

Cada escuela secundaria de alternancia podría atender a una decena de caseríos bajo un sistema de semi-internado: hasta un centenar de estudiantes alternaría 15 días, estudiando y viviendo en la escuela, y 15 días, aplicando lo aprendido en el hogar. Un día típico incluye: lecturas previas al desayuno, proyectos grupales en las mañanas, talleres académicos en las tardes, y tertulias de discusión en las noches. Recientemente conocimos experiencias en Loreto y Ayacucho que cuentan con huertos productivos y ejemplares ambientes de aprendizaje vivencial.

Elementos para que este modelo funcione son: apoyo de autoridades locales y nacionales, para asegurar la alimentación completa de los chicos,  mantenimiento de  servicios básicos e infraestructura del centro, compromiso de las familias con el proyecto, vinculación con programas de desarrollo económico regional, y provisión de maestros bien preparados en lo académico, productivo y socio-emocional, porque fungen de segundos padres en la escuela.

Ya existen 54 Centros Rurales de Formación en Alternancia (CRFA) en Perú, muchos de ellos con resultados promisorios gracias a fundaciones y personas muy comprometidas. Es el momento de apuntalar los factores esenciales de este modelo para replicarlo en donde sea necesario.

En el caso de las zonas urbanas pobres, la alternativa es otra: la formación secundaria de variante técnica, que debe rescatarse, para que los jóvenes puedan acceder a un primer empleo contando con una secundaria completa fortalecida. En esta variante, los alumnos alternarían períodos de educación general en el aula, con períodos de formación técnica en Centros de Educación Técnica Productiva (CETPRO) locales, que tienen que ser repotenciados, de acuerdo a las necesidades productivas de las regiones del país.


Publicado en El Comercio el 15 de Setiembre del 2013

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