Estuve en octubre por una
semana de labores académicas en la denominada “Costa Blanca” de España frente
al mar Mediterráneo (gran fuente de inspiración para trabajar, pero gran
tentación para, por el contrario, ¡dejar de trabajar!). Alicante es la quinta
ciudad más poblada de España y tiene una milenaria historia. Es preciosa, pero
sufre todos los males actuales de la Península Ibérica. Su tasa de desempleo en
el tercer trimestre del 2013 fue de 27.3%,por encima del paro total español de
26.0%.
¿Ha mejorado la
situación de España desde que fuimos a Galicia y Madrid el año pasado? Muy poco. Todavía
se encuentra en plena fase de estabilización económica. Se han tenido que efectuar
dolorosos recortes en sueldos y cuentas fiscales. Los mercados financieros, los
organismos internacionales y el propio sentido común no daban otra alternativa.
Es loable que todos estos ajustes estén ocurriendo sin una crisis mayor en el
sistema democrático. Las rentas salariales han caído hasta en 8.5%, mientras que
la prima de riesgo, que es la única variable que ha mejorado significativamente,
ha bajado de un máximo de 600 puntos que encontramos hace un año a menos de 250
puntos en la actualidad.
El libro Todo lo que era sólido de Alonso Molina,
reciente Premio Príncipe de Asturias, da una perspectiva histórica
impresionante a la realidad actual española. Se sobre dimensionó mucho el tamaño
del Estado en todos sus niveles y no hubo evaluaciones de factibilidad
económica y social que justificaran muchos proyectos financiados con recursos
baratos y una ilusión de que todo era sólido. La corrupción también tuvo
terreno fácil en esta “fiesta inolvidable” que parecía interminable por la
cantidad fácil de recursos que la alimentaba.
Visitamos la Ciudad de
las Artes y Ciencias de Valencia que costó 1,500 millones de euros, pero que
luego de 15 años de inaugurada solo ha recaudado 800 millones. Estuvimos varias
veces, voluntaria e involuntariamente, en el Aeropuerto de Barajas, cuya
ampliación ha costado 6,000 millones de euros (con sistemas de trenes internos
subterráneos para desplazarse entre terminales), pero que se observa
permanentemente semivacío a distintas horas y en distintos días.
Sin embargo, como me
decía un catedrático español, las cosas están peor que hace cinco años pero
mucho mejor que hace 25 años. Creo haber percibido una diferencia generacional
importante en esta crisis: los mayores de 45 no se sorprenden de estos años difíciles
y están resignados a pasarlos echándoles la culpa a todos los políticos ineptos
y corruptos. Son los jóvenes los más fastidiados porque es la primera vez en
sus vidas que viven una crisis (no obstante, tienen al fútbol profesional de
más alto nivel en el mundo, el sistema universitario público y la casa de los
padres como suerte de “antídotos”para superar estos años complicados).
Algunas cifras económicas
españolas empiezan a dejar el terreno negativo (el PBI creció por primera vez
en tres años un 0.1% en el tercer trimestre), pero salir de esta crisis
estructural tiene para largo: según estimados del FMI, la tasa de desempleo
española seguiría alrededor del 25% hasta el 2017. El subempleo, la economía
informal (“sumergida” como la llaman los españoles) y las redes familiares de
protección son y serán los mecanismos de defensa para sobrevivir en estos malos
años,desafortunadamente necesarios, para que España salga fortalecida y
competitiva.
Publicado en El Comercio el 11 de Diciembre del 2013
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