miércoles, 11 de diciembre de 2013

Alicante alicaída

Estuve en octubre por una semana de labores académicas en la denominada “Costa Blanca” de España frente al mar Mediterráneo (gran fuente de inspiración para trabajar, pero gran tentación para, por el contrario, ¡dejar de trabajar!). Alicante es la quinta ciudad más poblada de España y tiene una milenaria historia. Es preciosa, pero sufre todos los males actuales de la Península Ibérica. Su tasa de desempleo en el tercer trimestre del 2013 fue de 27.3%,por encima del paro total español de 26.0%.   

¿Ha mejorado la situación de España desde que fuimos a Galicia y Madrid el año pasado? Muy poco. Todavía se encuentra en plena fase de estabilización económica. Se han tenido que efectuar dolorosos recortes en sueldos y cuentas fiscales. Los mercados financieros, los organismos internacionales y el propio sentido común no daban otra alternativa. Es loable que todos estos ajustes estén ocurriendo sin una crisis mayor en el sistema democrático. Las rentas salariales han caído hasta en 8.5%, mientras que la prima de riesgo, que es la única variable que ha mejorado significativamente, ha bajado de un máximo de 600 puntos que encontramos hace un año a menos de 250 puntos en la actualidad.

El libro Todo lo que era sólido de Alonso Molina, reciente Premio Príncipe de Asturias, da una perspectiva histórica impresionante a la realidad actual española. Se sobre dimensionó mucho el tamaño del Estado en todos sus niveles y no hubo evaluaciones de factibilidad económica y social que justificaran muchos proyectos financiados con recursos baratos y una ilusión de que todo era sólido. La corrupción también tuvo terreno fácil en esta “fiesta inolvidable” que parecía interminable por la cantidad fácil de recursos que la alimentaba.

Visitamos la Ciudad de las Artes y Ciencias de Valencia que costó 1,500 millones de euros, pero que luego de 15 años de inaugurada solo ha recaudado 800 millones. Estuvimos varias veces, voluntaria e involuntariamente, en el Aeropuerto de Barajas, cuya ampliación ha costado 6,000 millones de euros (con sistemas de trenes internos subterráneos para desplazarse entre terminales), pero que se observa permanentemente semivacío a distintas horas y en distintos días. 

Sin embargo, como me decía un catedrático español, las cosas están peor que hace cinco años pero mucho mejor que hace 25 años. Creo haber percibido una diferencia generacional importante en esta crisis: los mayores de 45 no se sorprenden de estos años difíciles y están resignados a pasarlos echándoles la culpa a todos los políticos ineptos y corruptos. Son los jóvenes los más fastidiados porque es la primera vez en sus vidas que viven una crisis (no obstante, tienen al fútbol profesional de más alto nivel en el mundo, el sistema universitario público y la casa de los padres como suerte de “antídotos”para superar estos años complicados).

Algunas cifras económicas españolas empiezan a dejar el terreno negativo (el PBI creció por primera vez en tres años un 0.1% en el tercer trimestre), pero salir de esta crisis estructural tiene para largo: según estimados del FMI, la tasa de desempleo española seguiría alrededor del 25% hasta el 2017. El subempleo, la economía informal (“sumergida” como la llaman los españoles) y las redes familiares de protección son y serán los mecanismos de defensa para sobrevivir en estos malos años,desafortunadamente necesarios, para que España salga fortalecida y competitiva.  


Publicado en El Comercio el 11 de Diciembre del 2013

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