“Pali Pali” es una expresión coreana que significa
“¡apúrate…más rápido!” y representa muy bien el ritmo intenso y competitivo que
se percibe en la fascinante Corea del Sur. El mes pasado viajé allá para participar
en un panel auspiciado por el BID y el Fondo Coreano de Reducción de Pobreza.
El objetivo fue evaluar programas de Maestría en Gestión Pública, ofrecidos por
universidades coreanas de primer nivel, que beneficiarán a funcionarios
públicos de la mayoría de países de América Latina y el Caribe. Es muy
destacable el papel que cumple el BID en tender múltiples puentes entre esta
estrella asiática y nuestra región.
Lo ocurrido en Corea del Sur en las últimas décadas califica
plenamente como “milagro económico”. Su PBI per cápita anual en dólares
constantes de 1990, pasó de 850 en los 50s (inferior al peruano de entonces) a
26 mil dólares hoy (cercano al promedio de países OCDE, más de cuatro veces el equivalente
peruano nominal y tres veces en paridad de poder de compra). Es decir una tasa
de crecimiento promedio anual por habitante de casi 6% durante cinco décadas.
Hoy Corea del Sur es la tercera economía de Asia (solo
detrás de China y Japón). Sus más de 50
millones de habitantes gozan prácticamente de todas las libertades democráticas
y de desarrollo personal. Una señal del progreso
alcanzado es la creciente participación de marcas como Hyundai, KIA, LG y
Samsung en nuestra vida diaria. Sin embargo, ¿será que este desarrollo fue solo
hacia afuera, sin reflejarse internamente en un estándar de vida desarrollado? “Ver
para creer” como dice el refrán.
En Seúl me he vuelto a topar con estas marcas, pero con
un significativo plus que denota un nivel de vida más elevado: todos los taxis son
Hyundai y KIA nuevos en sus versiones de alta gama “Sonata” y “K7-Óptima”. Otro indicador de desarrollo comparativo: no
encontré mendicidad significativa en las calles céntricas de la capital ni en
días de semana ni durante el fin de semana.
La infraestructura de transporte público es impresionante:
18 líneas de metro con 645 estaciones que interconectan, cual malla casi perfecta,
toda el área metropolitana de Seúl de manera subterránea. Más aún, otras 4
ciudades coreanas tienen también sistemas de metro. Y muchas líneas de trenes
de alta velocidad y excelente servicio recorren todo el país sin ningún minuto
de retraso.
Lejos de ser complacientes con lo alcanzado, los
coreanos discuten permanentemente y ejecutan acciones para seguir mejorando. Por
ejemplo, se quejan del acelerado envejecimiento poblacional, la baja
productividad de sus servicios, y el insuficiente crecimiento económico potencial, porque
faltan reformas para producir ciudadanos más creativos y generar esos grandes
inventos que dicen ¡no haber logrado todavía!
Artículo publicado en el Diario El Comercio el 11 de noviembre de 2015.
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