Hace un
par de semanas se conocieron los resultados de las Evaluaciones Censales de
Estudiantes (ECE) de colegios públicos y privados del país en el 2015. La buena
noticia es que la mejora en educación primaria ha continuado y que la mitad de
nuestros niños en segundo grado alcanzan ya el nivel satisfactorio en
comprensión lectora. Los claros avances de mediano plazo resaltan al comparar esta
cifra con un pálido 16% de comprensión adecuada en la primera prueba realizada el
2007. Los progresos en matemáticas son más lentos. Actualmente 27% de los niños
dominan las competencias numéricas de manera satisfactoria, aunque este
porcentaje era sólo de 7% en el 2007.
En esta
oportunidad, por primera vez, se realizó una evaluación a todos los estudiantes
de segundo año de secundaria, lo cual servirá como una línea de base inicial para
cuantificar las mejoras urgentes que se necesitan en este nivel educativo. Solo
15% de los adolescentes de este grado alcanzan un rendimiento satisfactorio en
comprensión lectora y 10% en uso de competencias numéricas. Estos lamentables
resultados nos dan una idea cabal de lo mucho que queda por hacer todavía.
Esa
misma semana, fuimos anfitriones de dos importantes eventos en donde el
Ministro Saavedra acuño la frase de “educación como obsesión”. En el primer
seminario, la OCDE, asociación que congrega a todos los países desarrollados y algunos emergentes, sugirió que el Perú debe
persistir en el buen camino empezado en el sector educación con más reformas y
recursos. De otro modo, el riesgo de estancarnos en la trampa del ingreso medio
es elevado.
En el
segundo evento, la Conferencia Anual de la GDN (Global Development Network) coorganizada
con GRADE y el Ministerio de Educación, congregamos a alrededor de 400
participantes de más de 50 países especialistas en investigación y políticas de
desarrollo, en particular en el tema educativo. Durante dos días intensos de
presentaciones y debates quedó claro que la inversión educativa de calidad debe
empezar desde el nivel inicial, formación que, realizada profesionalmente,
genera grandes retornos permanentes para los niños y el país como un todo.
Asimismo,
las intervenciones en la educación básica regular deben de tener como eje fundamental
al personal docente de calidad. Por ejemplo, en el nivel de secundaria es poco
lo que se puede lograr con maestros que no son especialistas en su materia. En
el caso de la educación superior, todos los países en desarrollo enfrentan el
reto de promover una educación universitaria y técnica de calidad y alta empleabilidad.
Los sistemas de información, licenciamiento y acreditación van en esa línea.
Publicado en el diario El Comercio el día 30 de marzo de 2016.
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