Educación y multisectorial
son términos que parecieran contradecirse entre sí, sobre todo en la visión (y
división) sectorial rígida del Estado peruano. Sin embargo, la presencia de los
ministros de Educación, Salud, Desarrollo e Inclusión Social, y Trabajo y
Promoción del Empleo, dialogando en un mismo panel del último CADE por la
Educación, demostró lo contrario. En un contexto de limitados recursos
presupuestales, se necesita más enfoques multisectoriales para avanzar de
manera acelerada y costo-efectiva en todas las dimensiones de inversión en capital
humano que faltan atender para completar nuestro desarrollo.
Por ejemplo, el
logro sostenido de aprendizajes de niños y jóvenes a lo largo del proceso
educativo (desde el nivel inicial hasta el superior técnico y universitario),
depende de inversiones adecuadas que comiencen durante el embarazo y continúen
en toda la primera infancia. El Premio Nobel de Economía Heckman es quien mejor
ha demostrado los grandes retornos de largo plazo de estas políticas. Se trata
no solo de buena nutrición y cuidado de salud, sino también de prácticas permanentes
de desarrollo infantil y estimulación temprana. Allí tenemos déficits grandes que
cubrir en el más breve plazo.
Otra problemática
multidimensional que merece mayor atención es el embarazo adolescente. A
diferencia de otros indicadores sociales que han mejorado en nuestro país, la
prevalencia de embarazo adolescente persiste y es de las más altas de América
Latina. Produce numerosos riesgos en la salud, tanto para la joven madre como
para el niño recién nacido pero, además, casi siempre genera una deserción escolar
temprana y definitiva de la madre y un círculo vicioso de pobreza y
vulnerabilidad que se transmite de una generación a otra.
Los sectores
de educación y promoción del empleo deberán trabajar más coordinados que nunca
en esta era de rápidos desajustes entre la oferta formativa y las demandas del
mercado laboral. El creciente número de jóvenes “ninis” (que ni estudian ni
trabajan), además de la población subempleada, son reflejo de una brecha
persistente entre el mundo educativo y productivo, que tiene que atenderse con
gran prioridad en estos años. Una mejor articulación entre estos sectores,
involucrando más a la empresa de todo tamaño en la detección de necesidades de
formación, redundará en mayores niveles de productividad para el país y en
menores riesgos sociales para una juventud numerosa, que es una oportunidad
irrepetible gracias al bono demográfico.
El CADE por la
Educación de este año estuvo repleto de excelentes exposiciones nacionales e
internacionales que nos hicieron reflexionar durante día y medio “fuera de la
caja” ante un mundo cada vez más disruptivo. En ese contexto, fue un gran
acierto cerrar el evento con un espacio para pensar de forma innovadora en
intervenciones multisectoriales que sean parte de un enfoque más integral y
eficaz para el Estado peruano.
Una noticia
auspiciosa, en este sentido, es que ha empezado a reunirse de nuevo el Consejo
Interministerial de Asuntos Sociales (CIAS) precisamente para diseñar,
implementar y evaluar políticas y programas multisectoriales que reduzcan más
rápido las brechas alarmantes de desarrollo humano que todavía tenemos.
Publicado en El Comercio el día 20 de setiembre de 2016.
No hay comentarios:
Publicar un comentario