miércoles, 27 de junio de 2012

Crecimiento reciente y generación de empleo


A propósito del Día del Trabajo celebrado ayer, cabe preguntarse por la relación entre el crecimiento económico actual y el aparente estancamiento del empleo en estadísticas recientes. La semana pasada, el Ministro de Economía confirmaba que la economía había crecido 6.2% en el primer trimestre del año, una de las cifras comparativas más altas en este incierto panorama internacional. Sin embargo, el INEI indicaba que el empleo total en Lima Metropolitana se había expandido solo 0.7% en el mismo período de tiempo, en relación a similar trimestre del año anterior.

Con justa razón, muchos peruanos desconfían de las confusas cifras de empleo que a veces parecen demasiado optimistas (como cuando mostraban crecimientos del empleo en medio de tiempos recesivos) y otras, como en la coyuntura actual, un tanto pesimistas porque el empleo no aumentaría a pesar de que la economía peruana marcha como muy pocas en el mundo.

Sucede que el crecimiento del empleo total en una economía depende tanto de la mayor demanda de trabajadores, por parte de las empresas en auge, como del comportamiento de la oferta laboral, por parte de la población. El estancamiento registrado se debería principalmente a razones de oferta. Son principalmente los jóvenes que han reducido su tasa de participación e incrementado su inactividad laboral. En este sentido, resulta crítico determinar si estos jóvenes siguen estudiando pues, de acuerdo a estimados recientes de Juan Chacaltana, el número de jóvenes que ni estudia ni trabaja todavía supera el millón en todo el país.

En el lado positivo, la mayor demanda de trabajadores por parte de las empresas está aumentando el empleo adecuado, aquél con remuneraciones suficientes para pasar el umbral de la pobreza monetaria, a ritmos de dos dígitos en los últimos años. Los ingresos reales promedio también están mejorando a tasas cercanas al 10% anual reflejando esta mayor capacidad de la economía de absorber a la población en ocupaciones productivas, sacándolas del subempleo y la pobreza. En este caso aumentan más las remuneraciones reales de técnicos, lo que indicaría una creciente escasez de mandos intermedios, manifestada en reiteradas oportunidades por los gremios empresariales.

Estamos pues ante una paradoja más de nuestra economía. Habría más de un millón de jóvenes que ya no estudia, pero que tampoco trabaja ni busca activamente un empleo, y cientos de empresas que necesitan de estos jóvenes bien calificados en ocupaciones técnicas pero que no los consiguen. He aquí un papel crucial del Estado en esta coyuntura: acercar esa oferta de jóvenes con esa demanda de empresas, a través de un Plan Nacional de Formación y Empleo Juvenil y programas tales como Jóvenes a la Obra y Beca 18.

Debemos seguir cosechando los frutos de dos décadas de estabilidad económica, que se ha convertido en un patrimonio nacional felizmente resguardado por sucesivos gobernantes, y continuar sembrando capital humano y empleabilidad en todos los peruanos para alcanzar el desarrollo sostenido. No permitamos que el crecimiento se detenga por esta paradoja en tiempos inmejorables para el país.


Artículo para El Comercio, 2 de Mayo de 2012.

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