Al economista Gustavo Yamada le resulta muy difícil afirmar que la clase media en el Perú está conformada por más del 50% de la población. Este cálculo fue anunciado recientemente por un funcionario del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), quien detalló que este grupo socioeconómico creció de 11.9% a 50.6% entre el 2005 y el 2014. Esto sería lo mismo que decir que casi se ha quintuplicado, como muchos medios de comunicación titularon ante este anuncio. Sin embargo, lo cierto es que la clase media peruana ha tenido un proceso de crecimiento muy importante en estos años, pero no tan exagerado. “Se ha duplicado, pero todavía no llega a ser la mitad de la población”, dice el Decano de la Facultad de Economía y Finanzas de la Universidad del Pacífico.
Yamada aplicó al caso peruano la lectura particular que suele darle a las estadísticas Hans Rosling para explicar aspectos económicos. Este divulgador científico de origen sueco encontró una relación muy estrecha entre la posesión de lavadoras y la clase media de un país. La explicación radica en que una familia que tiene este electrodoméstico necesariamente dispone de dinero para comprarlo, cuenta con cobertura de agua y electricidad, y puede costear el consumo de energía. Pero, sobre todo, asume que el costo de oportunidad de tiempo dedicado al lavado es más alto como para realizarlo a mano. “Si usamos ese indicador –explica Yamada–, el porcentaje de hogares con una propiedad exclusiva de lavadoras en el Perú –según la ENAHO– subió de 11% a 23% entre el 2004 y el 2014”. Es lo mismo que decir que se ha duplicado o que uno de cada cuatro hogares es de clase media.
Si bien es cierto que no hay un consenso sobre la definición de este grupo socioeconómico, la cifra estimada por Yamada está acorde con lo calculado por investigaciones más complejas. Ipsos considera que la clase media en el país –conformada por los niveles socioeconómicos B y C– ha crecido de 21% a 35% entre el 2005 y el 2014. La Cámara de Comercio Lima informa que se expandió de 12.2% a 29%. Incluso, un reciente informe del BID señala que la clase media en el Perú abarca el 26% de su población. Y el Banco Mundial también maneja una cifra similar.
Al ritmo de la desaceleración
El común denominador es que la clase media peruana ha crecido aún en el contexto de desaceleración económica. En el 2011, Yamada hizo el mismo cálculo en base a la tenencia de lavadoras y el porcentaje ascendía a 19.8%, un incremento de diez puntos porcentuales desde el 2004, la época de mayor crecimiento económico del Perú. Hoy la cifra actualizada es 23%, que significa un despunte de tres puntos entre el 2011 y el 2014. “La clase media ha seguido creciendo, pero quizá a un ritmo menor que en los ‘años dorados’ de la década pasada. Sí se nota el impacto de la desaceleración en este segmento de la población”, apunta.
Yamada disiente de la opinión sobre la fragilidad de la clase media peruana para retornar a la pobreza o a una situación de inestabilidad. El Decano de la Facultad de Economía y Finanzas de la Universidad del Pacífico explica que aquellas familias que salieron de la pobreza y que no han llegado a conformar la clase media constituyen la llamada “clase vulnerable”. En este caso, sí es posible que ante un ciclo económico desfavorable retrocedan en el escalafón socioeconómico. En cambio, la clase media propiamente dicha es un segmento más consolidado. ¿Qué características tiene? Yamada tiene un perfil:
“Son aquellas familias que tienen cierta solvencia económica para acceder a servicios de educación y salud de calidad. No pasan por apuros de desempleo y subempleo. Y si hay una situación temporal de desempleo, tienen los recursos para poder sobrellevarlo a través de la CTS, fondos de ahorro o algún activo. Eso implica un presupuesto que rebasa los S/. 1,300 mensuales que define el umbral de la pobreza, sino que fácilmente supera los S/. 3, 000 mensuales para que esa familia típica de cuatro integrantes tenga todo el paquete completo de necesidades socioeconómicas cubiertas con calidad”.
Dicho esto, le preguntamos a Yamada si ya es necesario dejar atrás la controversia y elaborar un índice de la clase media para efectos de diseñar políticas públicas destinadas a fortalecer este segmento de la población.
Hay varias formas de medir la clase media, como los enfoques de seguridad económica (BID) y de niveles socioeconómicos (Ipsos). ¿El Perú podría liderar un consenso y construir un índice sobre este segmento de la población?
Sería una buena iniciativa y, en ese sentido, el Perú puede tener cierto liderazgo en el tema. En la medición, seguimiento y aceptación del indicador de la pobreza fuimos pioneros. La Encuesta Nacional de Hogares es considerada como una de las mejores de la región. Además, tenemos un comité de seguimiento de la pobreza que es independiente. Con ese precedente, yo creo que podemos asumir el liderazgo de la medición y seguimiento de la clase media peruana. Esto requiere arribar a cierto consenso nacional, pero también regional y mundial para que se pueda comparar con los países. Y además para mirar las diferencias en cuanto al tamaño del presupuesto nacional que cada familia necesita para lograr ser considerada de clase media. Sería todo un reto metodológico poner de acuerdo a los institutos de estadísticas de los países. Tendría muchas virtudes para poder discutir políticas relevantes para fortalecer la clase media de los países.
¿Qué diferencias podría tener la clase media peruana respecto a otros países?
Por ejemplo, para acceder a una educación de calidad generalmente hay que recurrir a la educación privada. Eso no es así en otros países, porque todavía la educación pública es la proveedora fundamental de educación de calidad, tanto en colegios como en estudios superiores. Entonces, el presupuesto familiar necesario para la parte educativa en esos países puede ser menor. Déjame agregar también el tema de seguridad. En el Perú, se necesita más presupuesto familiar asignado para poder sentirse relativamente seguro, porque hay que pagar vigilancia privada en muchos barrios, dado que la seguridad pública no funciona lo suficientemente bien. Hay que gastar en el guachimán del edificio o de la cuadra, que en otros países no necesariamente es una necesidad porque funciona la seguridad pública provista por la policía. Esa es otro tema que marca diferencia. Llegar a ser clase media probablemente en términos relativos cuesta más que en otros países, porque hay que pagar privadamente servicios de calidad como educación, salud, seguridad, etc.
¿Se podría conformar un comité independiente que garantice las cifras de clase media?
Sí, porque son indicadores políticamente sensibles. En el pasado, hubo mucha discusión, porque se evalúa el desempeño de un gobierno con indicadores objetivos concretos: por ejemplo, si bajo o no la pobreza. Entonces, si eso no es producido de una manera técnica, rigurosa, transparente e independiente puede estar manipulado por el gobierno de turno. Por eso se ha instaurado en varios países –y el Perú ha sido líder en ese aspecto– comités que puedan certificar las mediciones de pobreza. En ese sentido, ha habido un gran avance. Ahora, yo creo que del 2016 hacia adelante, sea quien sea el gobierno elegido, probablemente el tema de cómo consolidar la clase media sea uno de los temas centrales. Y eso implica una medición objetiva, rigurosa y transparente para deducir políticas públicas apropiadas a partir de eso.
¿Quizá en un futuro cercano podríamos evaluar a los gobiernos en base a cuánto creció la clase media en el país?
Es posible. Sería un buen indicador de desarrollo, porque fortalecer la clase media tiene una serie de ventajas, como estabilizar el sistema político y democrático y reducir la polarización de la sociedad. La experiencia de desarrollo económico y social de todos los países del mundo señala que sin una clase media fuerte y mayoritaria es difícil hablar de un desarrollo consolidado y sostenible.
Tomado de http://www.up.edu.pe/prensa/gustavo-yamada-ser-clase-media-4065
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