miércoles, 27 de junio de 2012

La desigualdad también ha disminuido


La nueva serie de pobreza del Instituto Nacional de Estadística e Informática revela que este indicador se redujo prácticamente a la mitad entre los años 2004 y 2010 (de 58.7% a 30.8% respectivamente). Así, el Perú cumpliría el principal Objetivo de Desarrollo del Milenio cinco años antes del plazo señalado. Esta es una buena noticia que no debe pasar desapercibida. Gracias a las elevadas tasas de crecimiento económico, el Perú está consiguiendo metas reservadas antes sólo para países asiáticos, y estaríamos a mitad de camino para lograr un nivel mínimo de satisfacción de necesidades básicas para todos los peruanos. Sin embargo, el contra-argumento inmediato que se esgrime es la persistente desigualdad de nuestro país.  Se afirma, con justa razón, que podemos estar bien encaminados en los promedios nacionales, pero las brechas son muy grandes, sobre todo al interior del país.

La respuesta alentadora es que también la desigualdad monetaria ha caído en el Perú, después de muchas décadas. En un trabajo reciente con Juan Francisco Castro y José Luis Bacigalupo, disponible como Documento de Discusión en www.up.edu.pe/ciup, analizamos este fenómeno entre 1997 y el 2010. Encontramos una reducción de la desigualdad de 13.4% medida a través del Coeficiente de Gini calculado con la información de ingresos de las Encuestas Nacionales de Hogares. Asimismo, estimamos el Coeficiente de Gini con los datos agregados de las Cuentas Nacionales y comprobamos que la caída en la desigualdad es un resultado robusto al potencial sub-reporte en los percentiles más altos de la distribución de ingresos y gastos. La famosa Curva de Lorenz, cuya “barriga” refleja la extensión de la desigualdad, se ha “adelgazado” por primera vez en mucho tiempo, especialmente entre los deciles 4 al 8, a quienes se les puede considerar la creciente clase media del país.

¿Cuáles han sido las variables detrás de este resultado? El estudio encuentra que hasta la cuarta parte de la mejora puede ser atribuida a programas estatales de transferencias de ingresos, principalmente JUNTOS, mientras los tres cuartos restantes se deben a fuerzas del mercado, tales como el incremento en los ingresos laborales por el traslado del subempleo hacia empleos más productivos generados por el crecimiento y la inversión privada (este proceso se facilita con una legislación laboral flexible, no con el actual Proyecto de Ley General del Trabajo que incrementaría fuertemente la rigidez en el  mercado laboral peruano).

No todo es positivo, pues la incidencia de la pobreza rural está disminuyendo a la mitad del ritmo que su contraparte urbana, y ahora es tres veces mayor a aquella (61% versus 20% respectivamente).  Asimismo, los aprendizajes en nuestros niños de segundo grado se han estancado en el 2011 (sólo 13% en matemáticas y 30% en comprensión de lectura), por lo que el impulso inicial de reducción de desigualdad se podría agotar rápidamente, y hasta revertirse, si es que no mejora pronto la calidad de la formación de capital humano en los sectores con mayores desventajas económicas y sociales.

Los buenos equipos técnicos reclutados para la política social, principalmente en los Ministerios de Inclusión y Desarrollo Social, Educación, y Economía y Finanzas, tienen la ardua tarea de hacer realidad que esta desigualdad, sobretodo de oportunidades, siga cayendo sostenidamente, a la par que se continúa con un elevado crecimiento económico. Importantísimo reto que todos debemos apoyar desde donde nos corresponda.


Artículo para El Comercio, 7 de Abril de 2012.

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