viernes, 24 de marzo de 2017

¿Qué deben tener en cuenta los jóvenes al elegir una carrera?

Los estudiantes deben considerar sus pasiones y habilidades, así como la demanda de la carrera, sugiere Yamada.

¿Es mejor seguir una carrera universitaria o una técnica? ¿Qué carrera puede ofrecerme un mejor retorno a futuro? ¿Quiénes son los profesionales más demandados en el mercado? Son dudas que surgen cuando un jóven planea lo qué hará terminando el colegio; y no saber qué camino seguir puede llevarlos, a menudo, en la dirección errónea.

En ese sentido, los economistas Pablo Lavado, Gustavo Yamada y Nelson Oviedo elaboraron un estudio con datos de Ponte En Carrera, para percibir el uso de la información de los salarios de los egresados y los institutos.

El Comercio conversó con Yamada, economista y director del centro de investigación de la Universidad del Pacífico (UP), para resolver algunas de estas incógnitas.

¿PROFESIONALES TÉCNICOS O UNIVERSITARIOS?

De acuerdo al especialista, un punto que los jóvenes deben considerar es que existen especialidades técnicas estudiadas en ciertas instituciones donde un egresado puede ganar más que los profesionales universitarios de ciertas carreras. "Es muy importante tener en cuenta esta información", precisó Yamada.

Es por ello que a la hora de escoger una carrera, él recomienda seguir el método PHD: pasión, habilidades y la demanda. "Es bueno tener pasión por lo que uno quiere hacer los próximos 50 años en la vida y es bueno tener algunas habilidades básicas al menos coadyuvantes de esa pasión, pero la D de demanda es crucial", resaltó Yamada.

CARRERAS EN DETALLE

A partir de lo encontrado en el estudio, Yamada precisó que en el caso de la carrera de Educación los resultados no fueron alentadores. "Se está mejorando últimamente con los aumentos que se dan en el caso de los maestros, pero los datos de Ponte En Carrera todavía comprueban que están a la zaga en remuneraciones", mencionó.

Añadió que un punto interesante que en lo que respecta a Educación, los datos muestran es que las bajas remuneraciones no solo (ocurren) en los egresados de las universidades públicas, sino también para quienes estudian en universidades privadas.

Por otro lado, destacó que los empresarios ponen mayor énfasis a calificar mejor a la mano de obra técnica. Según Yamada, las "especialidades relacionadas a la arquitectura y a la construcción pueden ganar mucho más que muchas otras carreras universitarias. Por ejemplo, la parte de geología y minería puede generar muchísimo más retorno que las carreras de humanidades en el país".

Indicó también que hay carreras que se consideran como "un bien necesario", por lo cual su demanda se mantiene en el mercado.

"Las carreras transversales como la economía y la administración tienen una demanda asegurada porque todos los sectores lo necesitan. En ese sentido, el consejo para los jóvenes es que no se sobreespecialicen; quizá después con una maestría puedan terminar enfocándose un poco más, pero ahora el sector productivo necesita competencias transversales", resaltó.

¿UNIVERSIDAD MÁS CARA = MEJOR SALARIO?

Se dice que las universidades más caras del país, al tener mayor prestigio, son la mejor opción para quienes pueden acceder a ellas. Sin embargo, el estudio de los economistas rompen este mito con un análisis más profundo sobre lo que este aspecto significa.

Yamada precisó que se llegaron a cuatro cuadrantes para separar los pros y contras de las universidades costosas y de su verdadero valor:

► Alto costo, alta rentabilidad: si bien la inversión e este sector tiene alto retorno a futuro, no es un cuadrante al que puedan acceder todos con facilidad. "Para eso sirven programas como Beca 18 y Crédito 18, que le ofrecen a jóvenes talentosos acceder a este segmento", dijo el economista.

► Bajo costo, baja rentabilidad: este es el cuadrante que se debe desalentar, pues a pesar de que la inversión es baja y accesible, el retorno a posteriori no es adecuado para un profesional.

Alto costo, baja rentabilidad: este, precisó, es el peor de los escenarios. "Ojalá Ponte en Carrera y los esquemas de licenciamiento de las universidades que se están llevando a cabo vayan eliminando rápidamente este segmento", sugirió Yamada.

Alto costo, baja rentabilidad: un sector deseable donde se tienen buenas universidades públicas de bajo costo, aunque se da un costo de oportunidad y otros gastos asociados como la preparación para acceder a ellas.

"Ahí el problema es la tasa de ingreso: uno de cada 10 de los que postulan a esa universidad logran ingresar, lo cual te da también unos estándares de coeficiente intelectual bien alto como para hacerlo y lo que no se incorpora en los cálculos es que generalmente te tienes que preparar uno dos o hasta tres años en academias para ingresar, y eso es un costo adicional que no está contabilizado", resaltó el economista.

Indicó también que hay mucha tradición de buenas universidades públicas en provincias, como la San Agustín de Arequipa; la Altiplano de Puno, y la Universidad de las Amazonías.
  

Publicado en El Comercio el 24 de marzo de 2017

sábado, 18 de marzo de 2017

La educación de calidad paga bien

Un reciente estudio del Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico (UP), denominado "Premio a la calidad universitaria en el mercado laboral peruano", elaborado por Gustavo Yamada y Nelson Oviedo, revela que el salario base se incrementa entre 16% y 49% si el profesional egresó de una institución de calidad. En el estudio se utilizaron datos del Censo Nacional Universitario (CENAUN 1996 -2010), la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO 2014) e información registrada en el portal del estatal Ponte en Carrera (PeC). Esta página recoge información sobre la relación existente entre las instituciones educativas, profesiones y el impacto de éstas en el salario promedio. "Para poder elegir una buena carrera yo les sugiero a los jóvenes que sigan una acrónimo que he determinado PHD (pasión, habilidades y demanda)", afirma Yamada. Pasión porque al joven le debe gustar lo que hará en los próximos 50 años; habilidades, porque debe tener actitudes importantes para poder ser exitoso y demanda, porque debe considerar si hay no trabajo, o si se paga bien o mal.

SOY TÉCNICO
Se cree que las carreras universitarias son más rentables que una profesión técnica en términos de ingreso. No obstante, para el profesor Yamada, muchos empresarios no están de acuerdo con esa premisa. Según el investigador, existen carreras técnicas cuya rentabilidad supera a las universitarias, pero además son de menor duración, bajo costo y rápida empleabilidad. Según el estudio de la UP, el 72% de jóvenes que estudian carreras técnicas tienen oportunidades de conseguir un empleo formal. Yamada recomienda que, luego de consolidarse en una empresa, estos profesionales no dejen de complementar su carrera con otros estudios. Si un joven elije una rama con poca demanda deberá balancear su gusto por la profesión frente a los bajos ingresos. Nunca se debe tomar una decisión tan importante a la ligera.

Publicado en Aptitus de El Comercio el día 18 de marzo de 2017

martes, 14 de marzo de 2017

La carrera contra los robots

Casi todas las semanas encontramos en la prensa especializada artículos bastante pesimistas sobre el futuro del empleo en el mundo. La mayoría de ellos predicen que, al ritmo que está avanzando la robótica e inteligencia artificial, casi todos los trabajadores manuales e intelectuales nos veríamos eventualmente reemplazados por máquinas y dispositivos más eficientes que los humanos (más productivos y con menos márgenes de error) y, en consecuencia,  muchos de nuestros empleos actuales se perderán para siempre.

Así, un estudio del Foro Económico Mundial asegura que para el 2020 las máquinas desplazarán a más de 5 millones de personas de sus empleos. Otro reporte de McKinsey postula que los avances tecnológicos actuales amenazan con automatizar por completo más del 40 por ciento de las actividades remuneradas actuales en un futuro no muy lejano.

Y en los últimos días se ha viralizado un video que muestra la construcción de una casa completa de concreto de 38 metros cuadrados en Rusia, impresa totalmente con tecnología 3-D. Solo tomó 24 horas, ¡y a un costo imbatible de 10,000 dólares! Felizmente, hacia el final del video se observa mano de obra humana en acción, que todavía tiene a su cargo los acabados, pero todas las estructuras son construidas básicamente por un solo robot.

¿Estamos condenados a la redundancia casi definitiva de la mano de obra humana en el mundo? No necesariamente. Esta cuarta revolución industrial fue antecedida por otras tres grandes revoluciones industriales que, en su momento, también provocaron miedos y visiones apocalípticas de reemplazos de trabajadores por máquinas. El caso histórico más famoso fue el de los artesanos luditas que destruían equipos textiles para impedir su utilización durante la primera revolución industrial en Inglaterra.

No obstante, doscientos años después tenemos una situación de casi pleno empleo en muchos países del mundo y no se verifica que el progreso tecnológico haya provocado un rampante desempleo estructural a nivel mundial. Más bien, los saltos en la productividad que ha generado posibilitaron inmensos aumentos en el bienestar de la población mundial, que ha ido empleándose en nuevas y más variadas actividades de la economía y demandas de la sociedad  (se pasó de la agricultura a la industria y de ésta a los servicios). De hecho, con menor esfuerzo y fatiga física y mental.

El futuro no tendría que ser diferente. Muy probablemente la humanidad encontrará nuevas formas de emplear su tiempo creativa y productivamente, dejando para los dispositivos automáticos todas las otras actividades rutinarias que ya no estaremos necesitados de hacer. Por supuesto que, si bien a nivel macro las cosas pueden encontrar su propio equilibrio dinámico, en el ámbito individual y sectorial habrá posiciones e industrias que sufrirán más de esta ola automatizadora que otras.
¿Qué actitud tomar frente a ella para que no nos agarre desprotegidos? Desde la formación educativa temprana, y durante toda nuestra vida laboral y productiva, debemos seguir aprendiendo y actualizándonos permanentemente, enfocándonos en labores poco reemplazables por los robots, como el pensamiento creativo, multidisciplinario, crítico y siempre disruptivo.

No necesitamos asustarnos tanto por una visión derrotista en esta carrera contra las máquinas. Sin embargo, sí es recomendable una actitud muy proactiva para estar siempre un par de pasos delante de ellas.

Publicado en El Comercio el día 14 de marzo de 2017