lunes, 18 de abril de 2011

Los primeros mil días

El Banco Mundial acaba de enumerar los principales retos del próximo gobierno para consolidar nuestro camino al desarrollo. Como lo señala su título, estaríamos en el “umbral de una nueva era” si es que retomamos con fuerza las tareas pendientes para la sostenibilidad del crecimiento y estabilidad macro, calidad de la gestión pública, inversiones en infraestructura y capital humano, y mayores oportunidades de inclusión social.

En particular, Omar Arias presentó evidencia novedosa y contundente sobre la insuperable rentabilidad de la inversión en los 3 primeros años de la infancia. Como los retornos son acumulativos, lo que se haga o deje de hacer en estos primeros mil días de vida impactarán para siempre en los peruanos que están naciendo en esta década.

Las inversiones en controles prenatales y de crecimiento, salud y nutrición, estimulación temprana y educación inicial de calidad determinarán si el niño podrá ‘alumbrar’ como un foco de 25 vatios o ‘deslumbrar’ como un foco de 100 vatios durante toda su vida. En el primer caso, seguiremos teniendo niños desnutridos, con problemas de salud crónica, de mediocre rendimiento escolar, una baja autoestima y grandes déficits de habilidades sociales y empleabilidad futura.

Estamos en una transición de gobierno con una economía en auge, relativa baja inflación y equilibrios fiscal y externo. Se pueden, asumir grandes retos como, por ejemplo, garantizar que todos los niños peruanos nacidos a partir del segundo semestre de este año tengan acceso a todas las intervenciones de salud, nutrición y educación inicial de calidad que les permitan desarrollar todo su potencial genético. Asegurado este primer peldaño, que es la base para toda construcción posterior, será necesario apuntalar el resto de inversiones en capital humano.

Una escuela básica de calidad los debería recibir con profesores bien preparados, que motiven y faciliten el aprendizaje para toda la vida. Luego, los centros de educación superior técnicos y universitarios los deberían formar en profesiones pertinentes para el mercado laboral. Así podríamos lograr un desarrollo sostenible basado en un capital humano de gran calidad, capaz de innovar en tecnologías y ciencias en las áreas de mayor ventaja competitiva. ¿Será demasiado soñar? Creemos que no, es momento de tomar en serio la inversión en capital humano a lo largo de toda la vida.

Artículo para El Comercio, 6 de Abril del 2011

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