viernes, 31 de mayo de 2013

Innovaciones para reducir la pobreza

Lo primero que se necesita para seguir reduciendo la pobreza, actualmente en 25.8%, es sostener un crecimiento económico de 6% anual, sobre la base de una vigorosa inversión privada que aumente a ritmos anuales de dos dígitos. Estas inversiones, con horizontes de mediano y largo plazo, requieren de políticas claras y estables que generen confianza empresarial, y de mucha mayor agilidad estatal para acelerar la implementación de proyectos.

Lo segundo es profundizar las mejoras en infraestructura, educación y políticas sociales. Esto último es indispensable por la existencia de poblaciones atrapadas en “trampas de pobreza” a las que no llega tan rápidamente el crecimiento económico ni el bienestar. Si bien la pobreza en la sierra rural ha descendido en los últimos años, todavía afecta a casi 60% de su población.

Precisamente, el libro “Repensar la pobreza” de Abhijit Banerjee y Esther Duflo es un magnífico compendio sobre políticas y programas que han tenido o no impactos positivos en cubrir las necesidades apremiantes de los pobres como una nutrición y salud adecuada, educación de calidad, protección social contra eventos adversos, acceso a mejores empleos, servicios financieros para sus emprendimientos, etc.

En las últimas décadas ha crecido el escepticismo acerca del impacto real de la asistencia para el desarrollo. Hoy se exige mayor transparencia en el manejo de los presupuestos y resultados positivos bien medidos. Por ello se utilizan cada vez más metodologías rigurosas de evaluación llamadas “experimentos controlados aleatorizados” (randomized controlled trials). Estos aíslan el real impacto del programa utilizando el seguimiento, antes y después del programa, a los beneficiarios y a un grupo de control lo más idéntico posible.

Para asegurar la equivalencia inicial, el procedimiento ideal es sortear dentro de los interesados en el programa un grupo de beneficiarios y otro de no beneficiarios, que funciona como grupo de control de la intervención. Esta metodología, que suele ser moneda común en experimentos clínicos y otras ciencias, se ha desarrollado recién en las últimas dos décadas en economía. Banerjee y Duflo son autoridades mundiales en su aplicación para la economía de la pobreza.

De hecho, el libro estructura de una manera ágil y convincente la evidencia de casi 300 evaluaciones de impacto alrededor del mundo. Y los resultados acopiados pueden ayudar mucho a diseñar programas innovadores, construir mejores modelos conductuales y simular políticas alternativas.

Por ejemplo, en el campo educativo, dos papers suyos demuestran cómo estrategias de enseñanza diferenciadas para subgrupos de estudiantes del mismo grado, pero con distintos niveles de conocimiento y velocidades de aprendizaje, logran muchos mejores resultados para todos, comparadas con típicas estrategias uniformes. Asimismo, cómo las tecnologías de la información hacen factible esta diferenciación porque permiten que se aprenda a diferentes ritmos, tal como lo comprueba el portal Khan cuyo fundador nos visitara hace poco.

Va a ser una gran oportunidad para aprender más de la sabiduría recopilada por Banerjee su conferencia magistral en la Universidad del Pacífico este viernes 31 en la mañana. Responsables de políticas económicas y sociales, académicos e investigadores por igual podemos sugerir, diseñar e implementar mejores políticas y programas, a partir de esta rica experiencia ganada en todo el mundo.

Publicado en El Comercio el 27 de mayo de 2013
 

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