viernes, 8 de enero de 2016

Pali Pali en Corea del Sur

“Pali Pali” es una expresión coreana que significa “¡apúrate…más rápido!” y representa muy bien el ritmo intenso y competitivo que se percibe en la fascinante Corea del Sur. El mes pasado viajé allá para participar en un panel auspiciado por el BID y el Fondo Coreano de Reducción de Pobreza. El objetivo fue evaluar programas de Maestría en Gestión Pública, ofrecidos por universidades coreanas de primer nivel, que beneficiarán a funcionarios públicos de la mayoría de países de América Latina y el Caribe. Es muy destacable el papel que cumple el BID en tender múltiples puentes entre esta estrella asiática y nuestra región.

Lo ocurrido en Corea del Sur en las últimas décadas califica plenamente como “milagro económico”. Su PBI per cápita anual en dólares constantes de 1990, pasó de 850 en los 50s (inferior al peruano de entonces) a 26 mil dólares hoy (cercano al promedio de países OCDE, más de cuatro veces el equivalente peruano nominal y tres veces en paridad de poder de compra). Es decir una tasa de crecimiento promedio anual por habitante de casi 6% durante cinco décadas.

Hoy Corea del Sur es la tercera economía de Asia (solo detrás de China y Japón). Sus  más de 50 millones de habitantes gozan prácticamente de todas las libertades democráticas y de desarrollo personal.  Una señal del progreso alcanzado es la creciente participación de marcas como Hyundai, KIA, LG y Samsung en nuestra vida diaria. Sin embargo, ¿será que este desarrollo fue solo hacia afuera, sin reflejarse internamente en un estándar de vida desarrollado? “Ver para creer” como dice el refrán.

En Seúl me he vuelto a topar con estas marcas, pero con un significativo plus que denota un nivel de vida más elevado: todos los taxis son Hyundai y KIA nuevos en sus versiones de alta gama “Sonata” y “K7-Óptima”.  Otro indicador de desarrollo comparativo: no encontré mendicidad significativa en las calles céntricas de la capital ni en días de semana ni durante el fin de semana.

La infraestructura de transporte público es impresionante: 18 líneas de metro con 645 estaciones que interconectan, cual malla casi perfecta, toda el área metropolitana de Seúl de manera subterránea. Más aún, otras 4 ciudades coreanas tienen también sistemas de metro. Y muchas líneas de trenes de alta velocidad y excelente servicio recorren todo el país sin ningún minuto de retraso.

Lejos de ser complacientes con lo alcanzado, los coreanos discuten permanentemente y ejecutan acciones para seguir mejorando. Por ejemplo, se quejan del acelerado envejecimiento poblacional, la baja productividad de sus servicios, y el insuficiente  crecimiento económico potencial, porque faltan reformas para producir ciudadanos más creativos y generar esos grandes inventos que dicen ¡no haber logrado todavía!

La lección más importante de Corea del Sur es que sí se puede aspirar a completar un proceso de desarrollo en un par de generaciones con las políticas y reformas adecuadas. La segunda lección, y este es el reto más importante, es que para hacerlo a dicha velocidad se debe tener un sentimiento nacional compartido de urgencia y persistencia: ¡debemos adoptar una cultura “pali pali”!  ¿Cómo se puede inculcar todo esto en un sistema educativo y una burocracia pública de calidad?... pues lo discutiremos en una próxima entrega. 

Artículo publicado en el Diario El Comercio el 11 de noviembre de 2015.

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