La gran mayoría de jóvenes estudia una carrera para poder
emplearse en esa misma profesión o alguna ocupación relacionada con similar
grado de calificación. Así, se estudia Contabilidad para laborar como Contador,
Administrador o Analista de Empresas. Pero, ¿qué sucede si no se consigue un
trabajo acorde con las calificaciones profesionales obtenidas? Estamos ante la
presencia del subempleo profesional. El caso más emblemático en el Perú es el
profesional taxista.
De acuerdo a la Encuesta Nacional de Hogares, 29% de egresados
universitarios entre 29 y 45 años se encontraba subempleado en el 2004 en el
país. Sorprendentemente, esta cifra, lejos de haberse reducido, se situó en 35%
en el 2010, a pesar del auge económico. ¿Por qué uno de cada tres profesionales
está subempleado?
¿Será acaso un problema general del mercado laboral que
no absorbe empleo suficiente aún con crecimiento económico? Si bien todavía
falta flexibilizar el mercado laboral para que funcione mejor, las cifras muestran
un desempeño positivo en los últimos años. Así, las empresas formales
aumentaron su empleo en 40% entre el 2004 y 2010.
¿Será que, aún con un crecimiento general del empleo, no
hay demanda suficiente por profesionales? Es decir, que se requieren primordialmente
puestos de baja calificación. Por el contrario, la paradoja actual es que las
empresas se quejan de no encontrar la cantidad de profesionales que necesitan y
hasta tener que traerlos del extranjero.
¿Qué está pasando entonces? A nuestro juicio, es un problema
de calidad de oferta: los profesionales egresados en los últimos años no tienen
los niveles de calidad y pertinencia necesitados por el aparato productivo, por
lo que muchos terminan laborando en ocupaciones de menor calificación.
Evidencias a favor de esta hipótesis: Dos terceras partes
de los egresados de educación superior, enfrentados con la realidad del mercado
laboral, se arrepienten de la carrera o institución que escogieron. La
rentabilidad promedio de la educación superior ha empezado a disminuir. La
oferta de instituciones privadas y públicas ha crecido incesantemente sin que
se haya acreditado su calidad. Ha aumentado el acceso a la educación superior,
pero, como hemos encontrado en un trabajo reciente en el CIUP, las habilidades de
los estudiantes han disminuido. En muchas regiones del país los porcentajes de
acceso a la educación universitaria superan significativamente los niveles
mínimos de comprensión lectora y matemáticas evaluados por pruebas como PISA.
¿Qué hacer para evitar una mayor frustración de los
jóvenes y que la insuficiente calidad de la educación superior sea una
restricción para el crecimiento económico? Se necesita urgentemente relanzar el
proceso de acreditación de la calidad de la educación superior y crear un comprensivo
sistema de información laboral sobre la situación de egresados, por carreras e
instituciones, y las necesidades de los empleadores. En este sentido, luego de
años de ardua preparación, se encuentra listo para el financiamiento multilateral
un proyecto que involucra otorgar incentivos para la inversión en calidad, por
parte de universidades e institutos, y un sistema de información sobre la
educación superior. Sería realmente lamentable perder esta valiosa oportunidad
por los enredos burocráticos en los que anda siempre entrampado el Estado
peruano en sus diversas instancias.
Publicado en El Comercio el 19 de Septiembre de 2012
Estimado Profesor Yamada, conocía su estudio al 2004. Mucho le agradeceré hacerme conocer dónde puedo acceder a la versión 2009 que le produce los resultados que usted comenta y que varían el subempleo del 29% al 35% en 5 años.
ResponderEliminarAgradecido por la atención,
Saludos,
José Dextre
Los cursos 2015-2016 creo que han destacado por el aumento del subempleo en las materias de educación. Cuánto estamos dispuestos a permitir??
ResponderEliminar