Medio punto parece una cifra pequeña. Hay
circunstancias en que puede ser muy importante. En el mundo de las aulas, medio
punto adicional en un examen final puede ser imprescindible para aprobar una
materia completa. En el ámbito de un país, medio punto porcentual del PBI parecería
un número minúsculo, pero representa por lo menos 3 mil millones de soles de
posibilidades de gasto e inversión adicional anual.
Hacer realidad un incremento de 0.5% del PBI en el
presupuesto público ejecutado de educación en el Perú resultaría histórico. Dicha
cifra se mantuvo tercamente alrededor del 3% en los últimos diez años, a pesar
de las metas del Acuerdo Nacional del 2002 y Proyecto Educativo Nacional del
2006. Estas políticas de estado prescribieron incrementos anuales de un cuarto
de punto del PBI hasta llegar al 6% del PBI (presupuesto relativo promedio que
le dedican los países desarrollados a esta materia).
El discurso presidencial de Fiestas Patrias tuvo
tres aciertos para quienes abogamos por una mejor educación para salir del
subdesarrollo: haber empezado por el tema educativo, haberse comprometido con este
inédito incremento presupuestal para el 2015, y otro subsecuente en el 2016, y
haber reseñado de manera didáctica las áreas en las que se van a invertir estos
recursos.
Las mejoras educativas en el Perú, que parte de
promedios de aprendizajes bajísimos y
desigualdades enormes, dependen de un activismo incansable, equipos bien
calificados y comprometidos, y un liderazgo indesmayable. Los frentes son
innumerables: educación inicial y primaria, secundaria general y vocacional,
superior tecnológica y universitaria, ámbitos urbanos y rurales, currículos nacionales
y locales, materiales e infraestructura, formación inicial y continua del
magisterio, política salarial, normas de contratación, ascenso y desvinculación
de la carrera magisterial, simplificación administrativa y transparencia de la
gestión en todos los niveles, fortalecimiento de directores y autonomía de las
escuelas, etc.
La gestión actual acaba de cumplir sus
reglamentarios nueve meses de “gestación” y ha dado lugar a un “nacimiento”
esperanzador en el mensaje de 28 de julio. Tenemos todos que contribuir a que
este proyecto de mejora de la educación crezca y se fortalezca con buenas
políticas, eficaz gestión y mayores recursos bien invertidos.
Tal como mostró el CADE por la Educación la semana
pasada, lo mejor del sector privado debe comprarse este gran proyecto ofreciendo,
en primer lugar, educación innovadora y de calidad en todos los niveles
educativos.
En segundo lugar, involucrándose en mecanismos
novedosos, como obras por impuestos y asociaciones público-privadas (APP), para
mejorar la infraestructura educativa pública y la gestión de los institutos
tecnológicos.
Por su parte, el Estado debe agilizar los
procedimientos de operación de las buenas obras privadas, como el convenio de
administración con Fe y Alegría, que es la mejor y más importante APP realizada
en el campo educativo.
Publicado en El Comercio el 20 de agosto del 2014.
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